escrito con la colaboración de Ángel del Cielo.Simón, vestido de negro y muy triste, entra en el cementerio. Lleva un brazo inmovilizado y está muy triste. Lleva una urna en la mano que no tiene herida. Son las cenizas de Jay que esparce ante la tumba de su madre y del que hasta ahora creía su abuelo. Siente dolor, rencor. Mira la tumba de su abuelo mientras las cenizas de Jay van cubriendo el lugar.
--Suerte que no conocí a ninguno de los dos.
Son sus padres pero no siente cariño por ninguno de los dos. No conoció a ninguno de los dos. El que más bronca le despierta es su abuelo, el que en realidad es su padre.
--No querías un hijo gay y tuviste dos.
Siente mucho dolor. Después de todo lo que el que creía su padre se enojó con él por eso, tan homófobo que parecía y resulta que era un gay reprimido.
--Están ya los tres juntos. Descansen en paz pero no puedo poder perdonar a ninguno de los tres.
Se aleja del lugar mientras el viento escampa las cenizas de Jay. El dolor es el mismo pero no siente rencor sino tristeza, dulzura cuando se acerca a la tumba de su abuela. Es una tumba de construcción nueva, ella sola. Así lo ha querido Simón. Simón se arrodilla ante la tumba de su abuela.
--que humillación debió ser para ti tener que enterrar a tu esposo junto a su amante y me alegro haberlo sabido a tiempo y no enterrarte en el panteón familiar. Aquí estás sola pero tranquila.
Simón está muy triste. Siente que está viviendo una pesadilla.
--Gracias por quererme tanto.
Simón sólo tiene palabras de agradecimiento para quien, pese a no tener la misma sangre, es quien más lo quiso.
Ángel estaba llorando, Thiago lo estaba buscando. Se le notan los golpes que recibió. Lo ve a Ángel en un rincón llorando solo, se le acerca, no sabe por que Ángel lo evita, le pregunta.
-mi amor,estas bien?-le dice Thiago acariciandolo
-si, estoy bien-le dice Ángel, frío y cortante
-que te pasa? por que me tratas así?-Thiago confundido
-por que ya estoy harto de tus mentiras-le dice Ángel conteniendo el llanto
-que? mi amor yo nunca te he mentido, pero de que hablas?-Thiago sospechaba lo que le pasaba a Ángel
-recordé todo, Ambrosio, y recordé por que tuve el accidente, te vi besándote con Simon-le dice Ángel diciendo el segundo nombre de Thiago, que lo odiaba
-amor eso fue un mal entendido-le dice Thiago, para tranquillizarlo
.pero sabes que es lo peor de todo?- le dice Ángel aun mas frío
-que?-Thiago tenia miedo, se imaginaba lo peor
- que a pesar de todo te amo, siempre te amare- le dice Ángel sonriendo
-yo también mi amor-Thiago lo abraza, lo besa, y se ríe, el pensaba otra cosa
-mañana es nuestra boda, por favor cuando acabe , llevame lejos de acá, tengo que superar esto-le dice Ángel triste
-claro, mi amor, mañana es nuestro día, por fin nos casaremos, por fin serás el Señor Inchausti de Bedoya Aguero
- si amor, pero quiero que me prometas algo-le dice Ángel, tranquilo
-que, lo que quieras amor-le dice Thiago demasiado feliz para decirle que no
-que siempre me dirás la verdad y jamas me volverás a mentir, con esas condiciones nos casamos- le dice Ángel contando con los dedos las condiciones
-acepto,pero vos me debes prometer que jamas volverás a mirar a otro hombre-le reprocha Thiago, celoso
-hecho-acepta Ángel
Ángel y Thiago se casan al día siguiente tal y como tenían previsto pero por respecto al dolor por la muerte de Iker pues es en la intimidad. Los testigos son los empleados del Registro Civil. Ángel y Thiago intercambian unas alianzas en la que se unen y se prometen amor eterno para siempre.
Mientras, Simón está solo en su casa. Esa vieja casa en la que ha vivido los mejores momentos de su vida pero también los peores. Está parado frente a las escaleras, justo en el lugar en el que murió su abuela. Llora atormentado por el hecho que su abuela diera su vida para protegerlo. Va subiendo las escaleras. Se para frente a la habitación de Jay pero no se anima a entrar. Pone su mano en la puerta. Piensa en Jay. Entiende que todo su odio fue debido a la frustración de tener que ocultar su sexualidad, el que su padre lo separara de su amor pero no puede perdonar todo el daño que hizo. Son hermanos, llevan la misma sangre y aún así Jay lo puso por delante de él ante la policía para que murieran los dos. Sólo la herida del brazo lo recuerda pero eso es algo que atormenta a Simón. La casa se le cae encima pero tiene claro que ese es su hogar, su único y verdadero hogar y no lo piensa abandonar. Entra en su habitación. Esa habitación en la que ha vivido momentos muy felices. Sobre la cama está una foto de Iker. La mira con dolor. Tiene clavadas en su mente las palabras de su padre confesando que se acostó con Iker. Eso lo desconcierta y lo atormenta. Se quiere aferrar a los buenos momentos con Iker pero está demasiado solo, le han pasado demasiadas cosas. Se sienta en la cama. Mira la foto y llora.
Semanas después… Simón es un hombre triste pero que quiere rehacer su vida. Está solo. Apenas habla con nadie pero tiene planes. Trabaja en una tienda de comestibles. En las noches estudia en casa, piensa acabar su carrera haciendo el curso a la distancia.
Simón da vueltas por el pueblo. Ese lugar en donde ha sido tan feliz y en cambio está tan triste. Hay un chico delante de él. Se enamora de su culo.
--¡que buen culo¡ --piensa.
Es un culo grande que pone muy cachondo a Simón. Es algo que lo hace sentir culpable porque es la primera vez que siente deseo tras la muerte de Iker. Le gusta pero le hace sentir culpable. Simón disimula una sonrisa. Va caminando tras ese chico al que mira intensamente. El chico siente la mirada de Simón y se gira. Se quedan mirando fijamente. Simón no da crédito a lo que ve:
--¡Ignacio¡
Ignacio lo mira sorprendido.
--¡Simón¡ ¡¡No sabes el tiempo que llevo pensando en ti¡
Simón mira a Ignacio dolido:
--No sé para qué te saludé… aquel día en el bar me hiciste creer que no me conocías.
Ignacio está desesperado:
--¡Tuve un accidente, estaba en silla de ruedas. Cuando recuperé la memoria pues no sabía como localizarte¡
--¡Te mandé mails, te llamé¡
--Mi viejo celular pues no sé que fue de él, tengo otro número y no recordaba la clave y mi cuenta de mail ya caducó. Tenía muchas ganas de verte y justo hoy he llegado al pueblo con la esperanza de encontrarte¡¡ no sabía exactamente dónde vivías pero…
Simón no cree en Ignacio.
--¡tú siempre tienes excusas¡
Simón se quiere alejar, Ignacio le sigue y entonces es cuando Simón se da cuenta que no camina bien.
--¿y esa cojera?
--¡ya te dije¡ ¡¡ha sido un infierno, he luchado para volver a caminar¡ ¡no encontré un motivo hasta que te recordé pero no sabía localizarte y sólo recordaba este pueblo pero no quería venir hasta estar recuperado¡
Ignacio está muy emocionado pero a la vez triste porque Simón no acaba de creer en él. Simón se retiene, mira a Ignacio.
--Esa cojera puede ser casual, ¿cómo sé que lo que quieres no es echar un polvo?
--Sexo no lo necesito. Mi enfermero me hizo vivir momentos especiales en ese terreno. Antes reconozco que por mucho tiempo tú fuiste el único, ahora en el sexo no pero sí eres alguien especial, quiero que vivamos lo que nunca pudimos vivir.
Simón mira a Ignacio con dureza. Sus ojos se llenan de lágrimas, Ignacio lo quiere tocar pero Simón se aparta de él. Lo mira con dureza. Ignacio le suplica:
--te puedo enseñar informes, lo que querás.
Ignacio se ve tan desesperado que Simón no puede creer que le esté mintiendo. Simón se va derritiendo, Ignacio le acaricia la mano:
--¿es que no crees en mí?
Ignacio quisiera abrazarlo, tocarlo más pero no se anima. Simón lo abraza con desesperación.
--¡necesito creer en vos¡ ¡¡sino me voy a volver loco¡
Ignacio lo abraza con mucho cariño. Le duele verlo triste pero están juntos. Está seguro que ya nadie los va a separar.
30 años después…
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Simón e Ignacio son dos hombres de cincuenta años que llevan ya toda una vida juntos. Tienen su hogar en Santa Clara. En la casa que fue de doña Esperanza. Viven felices, amándose y enamorándose cada día más. Han cambiado mucho. Han madurado aunque Simón aún conserva su atractivo. Ignacio lo ama y lo desea. Le gusta espiarlo mientras se ducha. Ver como pese al paso de los años, Simón sigue siendo muy guapo mientras que él es gordo y calvo pero Simón está a su lado demostrándolo que lo ama por lo que lleva por dentro. Simón está de espaldas a Ignacio. El jabón desliza por su desnuda espalda, se mete entre las nalgas de Simón. El hombre siente el deseo de Ignacio y se gira. Lo mira muy enamorado. Ignacio lo mira con deseo. Le gusta verlo desnudo, cada día es como el primer día. A Simón le gusta esa manera de Ignacio de amarlo y poco a poco se ha ido enamorando de él, descubriendo y encontrando al fin al hombre de su vida, al hombre que le hace feliz y con el que desea compartir todos sus días. Simón mira coqueto a Ignacio mientras aclara el jabón que tiene en el torso. Le guiña el ojo:
--¿qué hacés?¿aún te gusta espiarme?¿es que no me tienes muy visto?
El maduro Simón habla con mucho cariño. Le gusta que Ignacio sea así. Ignacio siente devoción por Simón desde que lo conoció y llevan treinta años sin separarse, dándolo todo por Simón y Simón cada día está más enamorado. El dolor quedó atrás y es un hombre feliz, pleno y totalmente dichoso. Ignacio está muy excitado. El cuerpo desnudo y mojado de Simón aún lo hace más atractivo.
--Es que eres muy guapo, estás tan bueno ¡cómo voy a dejar de espiarte¡ ¡¡no puedo cansarme, cada día estás mejor¡
Simón le guiña el ojo:
--¿qué decís? ¡¡sí soy un viejo¡
Pero lo dice con orgullo porque le gusta el deseo que ve en los ojos de su pareja.
--¡Estás estupendo¡ --Ignacio excitado.
--Es que tú me miras con buenos ojos –dice Simón guiñándole el ojo pícaro.
Simón agarra la toalla. Ignacio se vuelve loco, le encanta ver a Simón caminando y desnudo. Le gusta ver como se seca. Están siempre juntos y su vida no puede ser más feliz.
--Yo sé que tú me amás pero no me ves guapo.
Simón tira la toalla y se acerca a Ignacio pícaro:
--Para mi eres el más guapo.
Ignacio se ríe. Con una mano se rasca la calva y con la otra su gran barriga.
--¡Eso no es verdad¡
Ignacio sabe que no es guapo pero también sabe que Simón lo ama. Simón también lo desea. El sexo es una parte muy importante de sus vidas. Simón se arrodilla ante Ignacio. Es muy coqueto. Le palpa la verga que está ya muy crecida. Se la saca. Simón le hace ahí mismo una rica mamada para demostrarle que lo ama y lo desea pese a los años, peso a los cambios del cuerpo. Ignacio y Simón se aman, disfrutan de sus compañía, de sus cuerpos. Se disfrutan. Ignacio se viene en la boca de Simón. Luego se besan. Salen del baño. Simón desnudo, Ignacio se va desnudando. Entran en su habitación, la que fuera habitación de Jay. Una habitación reformada que es testigo cada día, cada noche del gran amor de Ignacio e Simón. La pareja se tira en la cama con pasión y hace el amor ardientemente, con la misma pasión del día en el que se conocieron. Ignacio está de espaldas, Simón se clava en él.
--Te amo, te amo mucho –jadea Simón.
Ignacio muerde la almohada:
--Lo sé –jadea.
Simón lo penetra mientras le muerde el cuello, le dice palabras de amor. Son un solo cuerpo y su amor es tan intenso y tan fuerte que saben que es para siempre.
Fin.