sábado, 19 de noviembre de 2011

Capitulo 49


El padre de Ignacio lo ha ido a buscar a la facultad y cuando ya se ha subido en el auto le dice que se van del país.
--¡No, ahora no me puedo ir¡¿y mis estudios?
El padre nunca da explicaciones a su hijo.
--¡no podemos quedarnos más tiempo en el país¡
Ahora que ha vuelto a reencontrarse con Simón, Ignacio no quiere perderlo.
--¡si tú te has metido en algún lío te la bancas pero yo no me voy contigo¡
El chofer es el que maneja. Padre e hijo están discutiendo en los asientos de atrás. El padre da golpes a su hijo.
--¡tú harás lo que yo diga¡
Simón le despierta un fuerte sentimiento, le gusta muchísimo y eso le da ánimos para enfrentarse a su padre.
--¡yo no voy contigo¡
El hombre mira a su hijo amenazante. No está acostumbrado a que éste se le enfrente pero sabe que no le da va a durar mucho la valentía.
--perfecto, no hay problemas, te podés quedar pero en la calle y sin dinero.
Ignacio no se lo esperaba.
--¡no me podés hacer esto¡
El padre está perdiendo la paciencia, golpea a su hijo duramente y dice:
--¡Me han embargado todas las propiedades que tengo en el país y yo no pienso pagarte ni tu universidad y menos la habitación en la que te alojas¡
Ignacio agacha la cabeza pero no puede hacer nada. El padre se le ríe de una manera omnipotente. Le gusta ver que su hijo hace todo lo que le diga.
--¿y cuando nos vamos?
Ignacio está resignado. Por suerte tiene a Simón controlado, le podrá pedir a su celular y no perderán el contacto. Ignacio ya se había hecho a la idea que tendría sexo con Simón todos los días o casi todos, que se podrían ver a diario y ahora le frustra que se tendrá que conformar sólo con su voz pero almenos le podrá avisar a Simón para evitar que el chico piense que, por una tercera vez, se ha burlado de él. La respuesta del padre echa por tierra los deseos del chico:
--Ahora, nos vamos ya al aeropuerto.
Ignacio mira a su padre con el rostro desencajado por la rabia:
--¿¿¡ahorita?¡ ¡Imposible¡
--Ya he metido en el auto tus cosas, en el exterior tengo dinero. Te compraré lo que necesites.
Ignacio siente una impotencia muy grande, tiene deseos de llorar.
--¡pero en mi cuarto de la facultad tengo mis cosas¡
--que las tiren, no te harán falta. Es importante que nadie sepa que nos vamos.
--¡pero tengo que hablar con un amigo, es importante. No me puedo ir sin avisarle¡
--¡ya harás nuevos amigos, ni que fuera una mina¡
Ignacio no quiere desaparecer para Simón pero no ve cómo podría hacerle llegar un mensaje sin que su padre pueda sospechar la verdad. Simón le gusta mucho pero es más fuerte su terror a que la gente, y en especial su padre, se enteren de sus tendencias sexuales. Tiene ganas de llorar al saber que de nuevo Simón va a pensar lo peor de él, que lo va a odiar.
--¡Siempre me haces lo mismo¡ --se queja.
--¿de que hablás?¡
Ignacio calla. Se traga su dolor y se resigna a su mala suerte.







Simón llega a su casa feliz. Se desnuda y se da una buena ducha. Se siente pleno por primera vez. Ignacio no es el tipo de chico que le gusta como amante/pareja pero sí como amigo y también lo disfruta mucho en la cama. Simón enjabona su cuerpo, está muy contento.
--¡Tengo un amigo, tengo un amigo¡
Ignacio es su amigo especial justo lo que estaba esperando desde que comenzó su vida sexual. Sale todo desnudo de la ducha. Se miran en el espejo mientras se seca. Está contento pensando en todas las cosas que podrá hacer con Ignacio, que nunca más estará solo, que tendrá sexo con frecuencia que es algo que también le apetece. Después de Aguirre los únicos polvos que ha tenido ha sido con Ignacio que junto a Thiago es el único que le deja ser activo.
--Eso es señal que algo importante va a pasar, que con Ignacio encontré lo que buscaba¡
Eso lo tiene muy ansioso, quiere que sea ya el día siguiente.
--¡debí pedirle el celular¡ --se lamenta.
Pero no es que desconfíe de Ignacio sino es que no hace más que pensar en él. Se han acostado juntos tres veces pero no saben nada el uno del otro. Le gustaría poder llamarlo, saber de él. Está solo en casa. Va en bolas hacia su cuarto pese a que no no le gusta mucho ir desnudo. Está muy ansioso. Sabe cómo localizarlo. La guitarra hace que el tiempo se le pase volando y no piense sólo en Ignacio.

Simón, al día siguiente, Ignacio no aparece por ningún lado. Va a buscarlo a su habitación. Y aparece un gordo feo en la habitación de Ignacio.
--¿dónde está Ignacio?
Pero nadie le sabe dar razón de él, es como si hubiera desaparecido. Simón se queda de piedra. No puede creer que Ignacio haya jugado con él de esa manera. Siente tanta rabia que no llora.
--¡Si algún día me vuelvo a encontrar con ese imbécil lo mato¡
No quiere llorar.
--¡Ese boludo no merece ninguna de mis lágrimas¡
Ahora sí tiene claro que no volverá a perder la cabeza por un chico, que no se volverá a acostar con nadie, que no quiere que lo usen y lo tiren.
--¡si es necesario me la ato pero nada interferirá en mis estudios¡
Quiere centrarse en la carrera de filosofía y el resto (los chicos, a la guitarra nunca renunciará) queda atrás.



Así van pasando las semanas, la soledad y ausencia de sexo convierten a Simón en un chico triste pero se aplica en los estudios, se refugia en su música y la va pasando. Ni bien ni mal pero la va pasando. Tiene exámenes. Se queda en la biblioteca de la facultad para repasar. No ha vuelto a ver a ningún chico que lo impacte pero esa tarde se encuentra con un morenazo, delgadito, de su edad. Está hablando con un chico muy afeminado y la idea que el morenazo sea gay es algo que le pone muy cachondo. El morenazo con su culo en pompa y Simón, como quien no quiere la cosa, se sienta en la mesa de enfrente. Simón tiene a ese culo, justo detrás, a tocar de su mano pero se gira porque le encanta lo que ve. A Simón le pone muy cachondo que se le vean la goma de los calzoncillos. Simón lleva una temporada sin sexo, se tiene que agarrar el paquete porque ese morenazo se la ha puesto bien dura. Los jeans están gastados pero sólo en la parte del culo, lo que le hace muy sensual. Es un culo pequeño pero delgadito. A Simón se le olvidan sus propósitos.
--Si ese moreno me deja vaya si me lo chingo¡ --piensa.
Pierde de vista al chico y eso es algo que le da pena.
--Me habría gustado vérsela --dice para sí.
Se concentra en los estudios, se olvida del morenazo. Va al lavabo. Está relajado haciendo pis y se da cuenta que entra alguien. El chico saluda a Simón al ponerse en el urinario a su lado, el del medio. A Simón le gusta que sea simpático. Se da cuenta que es el morenazo que lo ha cautivado. Le ha puesto cachondo pero las horas de estudios le habían bajado la libido. Sabe que un rato de sexo no lo va a llenar, que va a ser una distracción momentánea y tiene miedo que después quiera más. Ya se ha acostumbrado a estar sin sexo y no quiere volver a caer en lo de antes. Además se acercan unos días de fiesta y piensa pasarlos con Aguirre, tiene muchas ganas de volver a chingar y Aguirre le parece el más indicado porque no se va a burlar de él. No lo usa y lo tira. El moreno está muy separado pero Simón no quiere mirar. Sabe que si le ve la verga va a querer más. El morenazo está muy separado y sabe que se la podría ver sin problemas. No puede evitar que se le van los ojos hacia allí mientras se retira. Simón se la ve al morenazo mientras se la sacude. Es muy pequeñita. Eso hace que no se encienda. Va hacia la puerta.
--¿ya te vas? Me parecía que mi culo te gustaba pero mi verga ¿no? No me crece mucho pero la sé usar. ¿no te animas?
Simón traga saliva. Está cachondísimo.


Facundo Estévez es el morenazo