martes, 17 de enero de 2012

Capitulo 60















Simón ha caído al piso. Jay se saca su correa y no deja de golpearlo. Simón se pone las manos a la cara. Llora, suplica. Una vecina ha escuchado los gritos de Simón llama al timbre.
--¿¡qué le hace al chico¿ ¡voy a llamar a la policía¡
Como una furia, Jay centra su rabia en esa vecina que se mete en dónde nadie la llama. Jay siente a Simón como a una propiedad y que puede hacer con él lo que se le pega la gana. Deja a su hijo en el piso, herido tanto por fuera como por dentro. Jay abre la puerta. No necesita decir nada. Mira a esa mujer con tanto desprecio, con una mirada tan dura que la mujer se asusta y acaba huyendo. No es capaz de mirar a los ojos a ese hombre tan cruel. Jay vuelve al salón. Simón ya se está levantando. Mira a su padre con mucho miedo. Está seguro que lo va a matar. Jay se golpea los puños para no seguir acabando de golpear a Simón porque está seguro que lo mataría. Lo trata con mucho desprecio.
--¡¡te vas ya con tu abuela¡¡no te quiero volver a ver en una buena temporada¡
Simón tiene la cabeza agachada. No se atreve a mirar a sus ojos. Le da miedo desobedecer a su padre. Habla con timidez:
--pero tengo ahora los exámenes
--¡eres un bueno para nada¡ ¡seguro que vas a suspender todo¡
A Simón casi no le salen las palabras. Jay casi lo ataca.
--pero no quiero tener que estudiar en las vacaciones…
--¡y yo no te quiero volver a ver en meses, repites curso y punto¡
Simón está llorando, no entiende como su padre lo trata de esa manera. No puede más.
--para que me trates así me podías dejar con mi abuela.
--¡tu vives conmigo porque se me pega la gana¡ ¡¡cuando trabajes vivirás donde quieras¡
Jay trata a Simón con odio, como si le quisiera cobrar algo. Simón está muy triste. El curso le iba bien y no quería perderlo pero también se alegra por no tener que volver a ver a su padre en una temporada. Jay tira dinero al piso.
--¡por tu bien no te quiero ver cuando regreses¡ ¡Esta noche está ya en el pueblo¡

Simón no prepara sus cosas. Ya tiene suficiente en el pueblo. Toma un tren. Esa misma noche estará ya con su abuela. Eso es lo único que le da fuerzas. Pasará del odio de Jay al amor de su abuela. En realidad no es lo único que lo consuela, también pensar en que pueda ver a Thiago. Pensar en su primo le despierta sentimientos encontrados.
--¡no, el salió de mi vida¡ ¡¡no puedo permitir que se vuelva a burlar de mi¡
Llora, no quiere pensar en Thiago pero no puede evitar pensar en él.




Doña Esperanza lo recibe esa misma noche con los brazos abiertos. Le sorprende verlo golpeado. Le acaricia los cabellos mientras Simón la abraza.
--Mi niño, ¿qué te pasó?
--Nada, yaya. No te preocupes.
Esperanza mira a su nieto con mucha pena. Lo acaricia con amor pero ni ella misma se atrevería a desafiar a Jay. Ella sí sabe lo que hay en el interior de su hijo y es un tema que no quiere tocar. Son fantasmas que no quiere resucitar y que a ella le hacen mucho daño. Siente culpa por no poder ayudar a su nieto pero Jay sabe demasiadas cosas que no quiere que se conozcan. Esperanza está tan angustiada que se le olvida advertir a su nieto que tiene una sorpresa. Simón abre la puerta de su cuarto y se encuentra con Thiago. Está tumbado en la cama, sin camisa. Él sí sabía que Simón adelantaba su viaje y lo estaba esperando. Simón siente que el corazón se le va a salir de la garganta. Thiago estaba pensando en el polvo que iban a echar pero al verlo golpeado se sobresalta. Se levanta. Lo trata con cariño, tiene deseos de protegerlo. Simón no se mueve, no respira. No puede creer que Thiago esté nuevamente ante él.
--Tu padre te pega? No debes dejarle.
Simón no quiere la compasión de Thiago. Además sigue enojado con él. Le trata con rencor.
--¿y a ti qué te importa mi vida?
--¡somos amigos¡
--¡no, sólo soy tu muñeco hinchable¡ ¡¡yo no soy importante para ti¡
--no hables así.
--¡miento?¡ ¡tú sólo quieres sexo conmigo¡ ¡¡no te importan mis sentimientos¡ ¡¡no te importan los sentimientos de nadie¡ ¡Eres una bestia¡
Simón habla con rabia, con dolor y a Thiago lo conmueve. Lo quiere acariciar.
--Vení acá.
Pero Simón lo rechaza.
--dejame en paz. ¡No quiero verte¡
Pero Thiago le pone la mano en los hombros. Lo mira con ternura. Quiere rechazarlo pero llora. Lo abraza. Thiago seca sus lágrimas con sus besos. Va acercando a sus labios.
--No, no es esto lo que quiero –jadea Simón.
Simón es el mejor amante que ha tenido Thiago y aunque no quiere compromiso con él no está dispuesto a renunciar a él. Sabe cómo hablarle, como acariciarle.
--sí, es lo que querés. Cerrá los ojos y disfruta del momento.
Simón siente algo muy especial por Thiago. Lleva demasiado tiempo deseándolo, pensando en ese encuentro aunque ese es un secreto que no se confiesa ni así mismo. Simón se deja querer, se deja amar. Se deja desnudar. Simón queda desnudo en la cama mientras Thiago se la va mamando. La traga fuerte mientras va sacándose la ropa. Simón siente que ha subido al cielo. No quiere pensar. Siente que ha vivido un infierno en las últimas horas y ahora está en el paraíso. Thiago le despierta algo muy parecido al amor. Algo que ningún otro chico le ha despertado antes y vibra al estar de nuevo entre sus brazos. Se retuerce de placer. Simón queda tumbado. De rodillas, y con el cuerpo de Simón en medio, Thiago se acerca a la boca de Simón con su dura verga entre las manos y coge la boca de Simón que saborea con gozo la rica verga de su primo.
--que bien la chupas –va gimiendo.
Simón está concentrado en su trabajo. Thiago tiene una cara de gusto que no puede disimular.
--¡que bien lo haces¡ ¡traga, traga¡
Thiago mueve la cabeza de Simón para que se la trague entera y se la chupe entera.
--hum, hum –es lo único que puede decir Simón mientras Thiago jadea. Thiago le da la vuelta a Simón.
--¡que culo tenés, me encanta tu culo¡ ¡¡Es tan peludo¡ ¡¡Es el mejor culo que he visto en mi vida¡
Thiago va haciendo camino con su lengua, con sus manos. Ninguno de los dos piensa en los preservativos. Es un acuerdo que tienen entre ambos. Thiago se va clavando en Simón que tiene golpes por todo el cuerpo por la paliza de su padre.
--ve con cuidado pero sigue…
Se funden el uno en el otro. Se quedan el uno al lado del otro. Están cansados pero satisfechos.
--ahora te toca a ti.
--No, hoy no –dice Simón.
Está cansado. Lo que quiere es abrazar a Thiago. Estar tranquilo en sus brazos. Apoya su cabeza en el torso de Thiago.
--No me dejes, quiero que estés a mi lado cuando despierte.
--te lo prometo –dice Thiago acariciándolo para que se quede dormido.
Simón despierta pero Thiago se ha ido.