jueves, 28 de julio de 2011

Capitulo 33




Desde que Jeans dejara de darles clases, Simón vuelve a ir a la escuela sin ganas. Es el tímido, el gay. Todos lo miran como un chico raro. No tiene amigos, Los chicos no se le acercan y las chicas sólo para intentar tener algo con él y al ver que es imposible pues se apartan de él. Simón se siente marginado. Necesita un amigo, necesita cariño, necesita sexo.

Después de una clase se dirige al lavabo. Coincide con uno de los pequeños del instituto. Debe tener 14-15 años. Simón se ve muy mayor para el chico pero le gusta. Se ve serio, bajito. Delgadito. Buen paquete. El culo pequeño y tierno. En su punto, muy bien hecho. Cabello castaño y un poco largo pero descuidado. Le da al adolescente un aire más seductor. Simón lo ve refrescándose cuando entra en el lavabo y le gusta lo que ve, le gusta el chiquillo. Para sorpresa y alegría suya el adolescente es simpático y lo saluda. Eso le gusta a Simón. Casi nadie lo saluda. Ahora sólo lo tratan bien cuando quieren acostarse con él y luego lo ignoran. Eso es algo que está creando mucha inseguridad en Simón. Van juntos hacia el urinario. A Simón le gusta estar con el adolescente. Éste está muy separado y Simón se pone cachondillo al ver como el adolescente se va desabrochando la cremallera. Simón lo ve perfectamente. Se la saca y Simón está ya muy excitado y el adolescente se la saca ¡con las dos manos, una encima de la otra para evitar que se le vea algo¡ A Simón se le van los ojos. No le ve la verga a ese adolescente pero sí como se la sujeta con las dos manos. Van juntos al urinario.
--¡joder --dice Simón para sí-- como crecen los niños de hoy. No me extraña que se la proteja tanto, es todo un tesoro¡
A Simón le ha gustado el adolescente pero esa visión se la ha puesto bien dura. Simón se pega al urinario por vergüenza. Ve al chico demasiado joven y no quiere que se dé cuenta que lo ha puesto cachondo. De la manera en la que la tiene agarrada, Simón ve que el adolescente tiene una buena trompa.
--es algo digno de ser visto --dice para sí-- No tiene manos pequeñas --va pensando-- si no fuera de ese tamaño no se la podría agarrar de esa manera con las dos manos. Yo no podría.
Simón no pierde detalle. Mira de reojo pero no puede dejar de mirar y simón tiene ya la verga muy dura. Está bien caliente.
--Sus dos manos la sujetan muy fuertemente, tiene el vergón bien agarrado y por lo tanto la tiene que tener muy largo para que sus manos sujeten algo tan impresionante --va pensando.
A Simón le gusta estar al lado de ese chico. Le excita ver como se la sacude y se la guarda con mucho cuidado de que no se le vea nada de verga. Mientras se la guarda, Simón sí le ve los calzoncillos. Son grises. Simón goza mucho de ese momento. Le anima el día.
--habría sido mortal vérsela --se va diciendo así mismo-- pero algo es algo.
El adolescente tarda mucho rato. Se lava las manos a consciencia. Simón no siempre se las lava pero ese día lo hace para estar al lado de ese adolescente que acaba de conocer y tanto le ha gustado. Simón se moja las manos y se las seca. El adolescente se queda a su lado esperando, serio. A Simón le gusta pero se ha puesto nervioso. Se va enseguida y después vienen las culpas. Los reclamos así mismo.
--¡es que sos un boludo --se reclama así mismo-- él ha sido muy amable conmigo y yo tan borde como siempre.
Y es que Simón siempre se pone nervioso ante un chico guapo, le cuesta relacionarse.
--Me podría haber despedido. También me podría haber lavado bien las manos para aprovechar y alargar ese momento que ha sido increíble y es que no hay manera que aprenda --se regaña así mismo.
Se queda en el pasillo pendiente del chico. Oye que una adolescente dice:
--¡León¡
Y ese adolescente se acerca hacia ella con una sonrisa muy seductora y la besa en los labios. Simón piensa que le gustaría cambiarse con ella para echar un buen polvo al adolescente. Y a Simón no le gusta estar tan pendiente del sexo.
--¡es que soy una bestia, no me puedo compartir como un animal... apenas es un niño ¡¡con él no puedo tener nada¡ --se dice para sí.
Luego sonríe pícaro pensando en la verga del chico:
--¡joder con los niños de hoy en día¡ --piensa.
Vuelve a su clase con una sonrisa en los labios y un nuevo nombre en el que pensar: León. Se ha acostado con chicos de los que no sabía ni su nombre. Le gusta saber como se llama. A Simón le gusta verlo caminar, León tiene un buen culo.
--Lo tiene grande pero no para decir que lo tiene gordo --va pensando.
León pasa por el lado de Simón, Simón tiene ese culazo a tocar de sus manos y aún se pone más cachondo.
--¡verlo caminar es todo un espectáculo¡ --se dice bien caliente.


Esa misma tarde, León e Ignacio (el chico que conociera Simón en el pueblo) están desnudos en la cama. Juntos. Ignacio disfruta mucho chupándosela a León. Éste está en posición para que León haga lo mismo pero el adolescente no está nada seguro. Siente un gran cariño por ese cariño pero no le apetece tener eso en la boca. Ignacio está enganchado con la vergaza del adolescente pero a la vez un poco decepcionado:
--No te crece.
Eso crea inseguridad en el adolescente que se siente muy orgulloso de su gran aparato.
--¿no te parece que la tengo grande? ¡¡si es diez veces más grande que la tuya¡
--sí pero yo esperaba que te creciera, se te pone dura pero no te crece.
--pero es casi el triple que la tuya dura.
Y piensa:
--Menos mal.
si duda meterse en la boca la verga de Ignacio peor sería de ser muy grande. Ese comentario sobre el tamaño no acaba de gustar a Ignacio.
-¡calla y chupa¡ --le dice.
León se la mira pero duda. Lo masturba pero no quiere tragársela aunque le parece lo más justo ya que él sí está gozando con la mamada que está recibiendo.
--¿seguro que esto no es de maricones? Además, siendo primos...
--Por eso, porque somos primos no pasa nada. Así tendrás más experiencia. Las chicas se volverán locas por ti.
Ignacio está feliz porque la logrado convencer a su primo que se la deje comer y lo hace muy a gusto. Sería ya perfecto sí lo convence de que se la mame también pero León no tiene ganas.
--es que...
Ignacio no le deja seguir:
--¿no te gusta que te la chupe?
--si pero...
De nuevo Ignacio lo interrumpe.
--pues tragatela, es lo gusto o no sigo chupándotela y jamás te la vuelvo a chupar.
Ignacio no dejaría de chupársela y lo hará siempre que pueda pero diría cualquier cosa para convencer a su primo. León duda, respira hondo. Cierra los ojos y se lanza. Ignacio se retuerce del placer. León es algo torpe y no se la mete toda en la boca, chupa la cabecita, por los lados. Ignacio trata la leche de León con gusto pero León se la suelta con asco cuando ve que su primo se viene. Ignacio tiene una cara de gusto que no puede con ella. León está algo confuso. No tiene claro que esté lo que ha hecho ni ve como eso le ayudará con las chicas pero le ha gustado que su primo le haga esa mamada.

Por otro lado, Simón esa noche sueña con su antiguo profesor, con Jeans. Se lo encuentra en la calle, están el uno al lado del otro. Se le ve bien el bulto genital, Jeans ofrece muy buena vista. Simón despierta a la mañana siguiente con ganas que pase algo. En el instituto, en el vestíbulo se encuentra con León. Babea por él. Se miran fijamente. León lo mira, baja la cabeza y lo vuelve a mirar. Simón siente sus ojos y eso le encanta. No tiene claro si lo mira porque siente el deseo de Simón (algo que por la diferencia de edad Simón quiere evitar) o lo que quiere es saludarlo. A Simón le da vergüenza y no le dice nada. León acaba yéndose. Simón se queda ansioso, tiene ganas de volver a encontrarse a solas en el lavabo con León para ver qué pasa. León lo tiene cachondo. Le gustaría vérsela, que lo saludara. Le gusta ese chico pero le parece demasiado joven como para tener algo con él.