martes, 5 de julio de 2011

Capitulo 30








Aguirre está solo en su tienda que aún no ha abierto al público. Corta carne con rabia. Se siente frustrado. Mira el reloj que tiene enfrente.
--¡ya deja de pensar en ese pibe¡¡ ¡no lo volverás a ver¡
Aguirre es un hombre muy tosco, no manifiesta cuando está contento pero se la pasó muy bien. Le duele que no se vuelva a repetir.
--¡¡¿y cómo quieres que el pibe vuelva después de lo que le dijiste?¡
De nuevo mira el reloj. Ya es más tarde de la hora en la que suele llegar el chico.
--No va a venir.
Por un lado se dice que es mejor.
--¿¿qué te va a traer ese pibe? ¡Eres un hombre grande, con esposa e hijos¡ ¡¡no puedes estar jugando con un adolescente¡
Tocan los cristales de la puerta. Sus hormonas saltan al ver que es Simón. El chico está nervioso porque no sabe cómo lo va a recibir el hombre. Aguirre es un poco tosco.
--llegas tarde.
Simón agacha la cabeza.
--me dormí.
Aguirre trata de sonreír pero es algo que le cuesta mucho.
--Tranquilo, no es tu obligación. Creí que no te vería más.
--Eres mi amigo, me gusta estar contigo.
--Perdón lo que te dije, soy una bestia.
Van entrando a la trastienda. Aguirre trata de ser amable pero no está acostumbrado y le cuesta. Simón sonríe, se muestra amable con él.
--Lo sé… y me gusta.
--¿Qué quieres de mi?
--un amigo con el que divertirme el resto de mis vacaciones…
Le quiere desabrochar los jeans.
--ahora no…
Simón se decepciona. Aguirre lo besa.
--espera un rato, tengo unos encargos que arreglar.
A Simón le gusta que Aguirre no lo rechace después de hacerlo.


Por su lado, Jay ha llevado a su casa a un atractivo joven. Jay le tiene muchas ganas. Es un chico muy guapo. Enseguida se arrodilla ante él. Le palpa el pantalón.
--no parece muy grande –murmura.
--Seguro que tú la tienes muy pequeña, por eso le das tanta importancia al tamaño.
Jay mira al chico con una mirada tan fría que lo asusta y no se atreve a decir nada más. Jay le descubre la gorda. Es muy gorda pero corta. Jay igual la disfruta. Tampoco le crece mucho. El chico no tarda en venirse.
--No aguantas mucho ni estás bien dotado para lo que he pagado por ti.
Jay mira al chico con una mirada que al otro le asusta. Se va a subir el pantalón que los tiene en las rodillas.
--Yo le devuelvo su plata.
--¡no quiero mi plata¡ ¡¡yo me sabré cobrar¡
Jay mira al chico con una cara de sátiro y éste quiere huir pero Jay no le da opción. Lo tira al sofá. Lo deja a cuatro patas. Le va chupando el agujero del culo y así lo relaja. Busca una porra de policía que tiene… Los gritos del chico son fuertes pero Jay tiene la vivienda insonorizada.

Esa misma tarde, Jay se la pasa por la biblioteca. Siempre jóvenes muy guapos. Es carne fresca que le encanta probar. Ve un chico rubito joven. Muy joven. Como mucho 18 años. A Jay le atrae la juventud del chico. Cuando va al lavabo Jay lo sigue. No le cuesta verla. No tiene nada de especial. Es muy pequeña, de apenas cuatro centímetros. Muy finita, muy blanquita. Tierna. Jay babea. Le encantaría comerse ese miembro. El chico se muestra algo tenso.
--¿¿quieres ganar mucho dinero?
Jay va sacando muchos billetes.
--¿qué tendría que hacer?
Jay le mira la verga con descaro.
--¿y tú que crees?
--Es que no soy gay, ¿me va a doler?
--Para nada --dice Jay.
El chico se muestra algo inseguro.
--si quieres puede venir un amigo. Les dará esto a cada uno –dice mostrando los billetes.

Jay disfruta con esos dos chicos, jóvenes. La verga del otro es de apenas seis centímetros. Gorda pero no tanta como la de la mañana. Jay disfruta mamando esas dos vergas a la vez. Traga la leche de ambos. Éstos esperan que el hombre se conforme con eso pero no es así. Jay lo pone a los dos a cuatro patas. Les chupa todo el trasero y luego penetra al primero que conoció. El chico grita, le duele mucho.
--¡me duele¡
--¡pues te jodes¡
Jay no hace nada especial pero no tiene cuidado y el chico sufre, grita mucho y no puede zafar. El otro chico quiere irse.
--¡ni se te ocurra¡
Jay mira al chico de una manera amenazante. Sale del otro que se queda derrotado, con mucho dolor. Su amigo no tiene mejor suerte. Jay sí queda muy satisfecho.

Simón disfruta de los brazos de Aguirre. Le gusta jugar con los pelitos de su torso, quedarse un poco abrazado a él. Aguirre le deja pero sólo un rato.
--¡ya pibe¡ ¡¡tengo laburo¡
Simón no le dice nada. Se viste junto a él. Le gusta esa relación que tiene con Aguirre, le gusta que sea su amigo y que tengan sexo. Disfruta unos días más antes de volver a su casa. Le duele la despedida y le duele que Aguirre se muestre frío, como si no pase nada.
--yo… yo…
Aguirre se había acostumbrado al chico y lo echaré de menos pero no quiere mostrar sus sentimientos.
--ya, pibe, sabíamos que te tenías que ir.
Le gustaría tener comunicación con Aguirre pero no se atreve a pedírselo.
--yo volveré en verano, me gustaría volver a verte.
--claro pibe… yo estaré aquí…
Aguirre no se mueve. Simón lo abraza pero Aguirre se lo saca de encima.
--venga, pibe. Estas cosas no me gustan.
Simón se dirige a la puerta. Antes de irse se acerca de nuevo al hombre. Le da un hombre en la mejilla y se va corriendo. Aguirre se toca la mejilla. Le ha gustado conocer a Simón pero no cree que se vuelvan a ver. Está seguro que el chico encontrará alguien de su edad que le dé todo lo que necesita y no se volverá a acordar de él. Simón se monta en el tren, está muy ansioso. Ha dejado pendientes en su tierra. Piensa en Ramiro, en Juan, en el chico al que se la chupó. Tiene ganas de ver qué pasa con ellos y a la vez le pone muy nervioso.