miércoles, 8 de junio de 2011

Capítulo 26

























Simón e Ignacio se gustan mucho y se besan ardientemente. Los dos están muy contentos de haberse conocido. Se olvidan de todo. Saben que si alguien los va a ver puede sentirse ofendido pero se gustan mucho. Por unos instantes se olvidan de todo. Se separan. Están algo ruborizados. Todo está pasando tan rápido. Están nerviosos. Los dos son bastante tímidos. No saben bien qué decirse. Hablan balbuceando palabras, atropellándose. Luego se paran los dos a la vez, se quedan en silencio.
--Habla tú –Ignacio.
--No, habla tú.
--Pues –dice los dos a la vez.
Se ríen. Están muy nerviosos. Los dos se acarician. Simón quiere volver a besarlo.
--Mejor no –dice Ignacio.
Simón se queda un poco cortado.
--¿es que no te gusta que te bese?
Los dos hablan muy nerviosos.
--No es eso…
Tanto Ignacio como Simón tartamudean cuando se ponen nerviosos. Eso hace algo complicado que hablen en esos momentos.
--No aquí.
--Podemos ir a mi casa, entramos por la parte de atrás. Nos encerramos arriba y mi abuela ni se entera.
--¿en serio?
Ignacio tiene los ojos como platos. Los dos tienen los pantalones muy abultados, están muy excitados.
--¿quieres?
Simón es tímido pero le gusta mucho Ignacio. Se sorprende siendo seductor y cariñoso.
--siempre quise tener un amigo especial…
A Simón le ha costado decir esas palabras pero las dice. El tono con el que ha dicho especial no deja lugar a dudas a lo que busca.
--todo esto para mi es un sueño.
Simón sonríe:
--eres lo que estaba buscando… ahora sí.
--y yo.
Se desean pero hay ternura en los ojos de los dos. Simón no tiene miedo, está seguro que no está equivocándose.
--vamos rápido porque me muero por besarte –dice Simón.
Habla muy nervioso porque cada vez se siente más seguro con Ignacio.El que sea casi más tímido que él la da confianza. Caminan rápido, se miran con complicidad. Les gustaría caminar tomados de la mano pero es algo que no se atreven. Saben que no sería bien visto. De vez en cuando se van rozando la mano, se sonrojan. Simón le guiña el ojo e Ignacio suspira. A Simón le hace gracia ver que es el lanzado de la relación. Llegan rápidos a la habitación de Simón. El chico nunca pensó que estaría en ese lugar, en esa cama con alguien que no fuera Thiago pero siente que Ignacio es especial, que él puede borrar el pasado. Por unos momentos no saben qué hacer. Se quedan quietos. No saben que hacer. Aunque Simón no busca sólo sexo, ahora es él quien toma la iniciativa. Tiene necesidad afectiva pero también sexual. Ignacio le ha caído muy bien y además le ha calentado verle la verga. Lo besa, lo va desnudando. Lo va llevando a la cama. Le gusta ver a Ignacio temblando.
--¿quieres?
Ignacio está muy nervioso. Simón le desabrocha los pantalones, se la empieza a chupar y se viene al toque. Ignacio se muere de la vergüenza pero le excita ver a Simón bebiendo su leche. Sonriendo. Simón se levanta, Ignacio está medio desnudo. Ya se ha venido pero está excitado.
--¿se pudrió todo? –balbucea.
Simón mira excitado a Ignacio. Le guiña el ojo, empieza a desnudarse. A Ignacio le gusta mucho lo que ve.
--es que es mi primera vez –dice nervioso.
Simón se baja los bóxers. Ignacio siente que casi le va a dar un infarto al ver a Ignacio totalmente desnudo. Sonríe.
--¿eres virgen?
Ignacio hace que sí con la cabeza.
--¿pero quieres?
Ignacio de nuevo hace que sí con la cabeza. Simón sobre Ignacio. Se van besando, se van moviendo. El que sea la primera vez de Ignacio es lo que le da confianza. No tiene mucha experiencia como activa. Lo lastima pero es dulce. Se preocupa de él.
--¿te hago daño?
--sigue, sigue.. Me gusta mucho.
Ignacio se retuerce del dolor pero a la vez del placer. Son muy cariñosos. Quedan los dos exhaustos. Simón está cansado. Se va quedando dormido. Ignacio lo mira está feliz.
--¿nos vemos en la tarde?¿en la plaza?
Simón dice que sí. No tarda en quedarse dormido. Ignacio no sabe qué hacer. Le da miedo que la abuela del muchacho los sorprende a los dos desnudos.
--pero no puedo irme y dejarlo desnudo después de hacerlo.
Ha vivido su primera vez y está feliz. Decide darse una ducha. Sonríe enamorado. Está feliz. Le suena el celular. Lo agarra deprisa para que no se despierte Simón. Lo ve durmiendo tan plácidamente que le sabe mal que se despierte y de esa manera. Es su padre, le exige que vaya. Ignacio se viste de prisa.
--Simón… Simón…
Le da vergüenza tocarlo pero lo acaricia con cariño. Le da un beso.
--Es que tengo que ir.
Simón abre los ojos medio dormido.
--me llamo mi viejo, tengo que irme. Nos vemos en la plaza a las 4.
Simón hace que sí con la cabeza y vuelve a quedarse dormido.



Al cabo de un rato, Simón se está dando una ducha. Sonríe fascinado. Está muy contento de conocer a Ignacio. Sabe que tienen poco tiempo juntos y le da miedo que le pase como a Thiago pero quiere vivir lo que siente. En esos mismos momentos, Ignacio está abandonando el pueblo con su padre. Ignacio está llorando.
--¡no me quiero ir, me tengo que despedir de un amigo¡
--cual amigo ¡¡si acabamos de llegar¡
--pero recién hoy lo conocí…
--¡entonces no te va a doler perderlo¡
Ignacio está rabioso. Ha sido todo tan rápido que no se le ha ocurrido intercambiarse los celulares. Ni sabe su apellido.
--¡Es que no es justo¡
--¡Se murió tu abuela tenemos que volver¡
--¡si pero yo me podía haber quedado¡
Pero su llanto no sirve de nada. Ignacio sufre porque no sabe cómo localizar a Simón. Le duele lo que Simón pensará de él cuando no lo encuentre después de haberse acostado juntos.