miércoles, 14 de marzo de 2012

Capitulo 96




Iker ha ido a buscar a Simón a la universidad. Simón está algo ofuscado en sus pensamientos. No ve a Iker que está apoyado en su auto. Simón va a pasar de largo pero Iker, divertido, le pellizca ese culo que le gusta tanto mientras le dice:
--¿dónde vas, guapo?
Iker habla muy seductor. A Simón le molesta que alguien se haya atrevido a tocarle el culo pero al ver que es Iker no le dice nada. Le sonríe.
--¿qué hacés acá?
Simón habla con una sonrisa, se alegra de ver a Iker e Iker lo sabe. Los dos se abrazan y se besan mientras Iker le agarra el trasero con las manos. Le enloquece esa parte de Simón y le encanta que Simón le deje disfrutarla. Simón es muy guapo, Iker lo desea pero además lo ama.
--Ya sé que no somos nada pero creo que puedo venir a buscarte siempre que quiera.
Simón lo va acariciando:
--Lo que hay entre tú y yo está más allá de las palabras.
Simón se siente cada día más a gusto con Iker. Se besan apasionadamente sin preocuparles el qué dirán. Simón sabe que cuando más se exponga, más fácil es que su padre se entere ya oficialmente de su homosexualidad. Es un secreto a gritos del que nunca han hablado, Simón tiene claro que no se piensa ocultar pero le da demasiado miedo su padre, no se anima a defender sus derechos ante él. Simón se aferra con fuerzas a Iker. Ha vivido muchos malos momentos en su vida y por fin siente que está dónde quiera, se siente feliz y pleno junto a Iker. Iker lo abraza con fuerza.
--Logré que mi amigo me dejara hoy las llaves de su depa, podemos quedarnos a comer y así pasamos la tarde juntos.
--Será genial.
Se suben en el auto. Sus piernas se tocan. Ambos se miran, se desean. Se tocan. Se sonríen.
--será la mejor manera de celebrar que hace justo una semana de la primera vez que nos conocimos, el día que lo hicimos. Mi mejor vez.
Simón habla pícaro. Iker no deja de acariciarlo. Le gusta mucho como es físicamente, le encanta su voz. Es una dulce melodía, además le emociona lo que le dice.
--Pensé que no te ibas a acordar.
Simón le pone las manos en las mejillas:
--¿cómo no me iba a acordar? Fue el mejor día de mi vida.
Iker sabe que Simón disfruta en la cama con él pero no se siente seguro de los sentimientos del guapo ex novio de su hermano. Le emociona mucho lo que le dice:
--¿hablás en serio?
Simón habla que sí con la cabeza. Sonríe. Le da miedo volver a sufrir, estaba muy inseguro, temía que Iker lo lastimara, que jugara con él pero siente que ya han pasado demasiados días. Tiene con él todo el sexo que desea, además es su amigo. Está seguro que con Iker no necesita nada. Iker lleva algo en su alma que estaba deseando decírselo a Simón pero no quería presionarlo.
--Te amo, te amo tanto.
Y Simón no lo duda. Tiene una mano en la mejilla del chico, lo besa dulcemente y con una sonrisa de enamorado dice:
--yo también te amo.
Esas palabras le suenan a Iker a música celestial.
--¿en serio?
Simón se muestra divertido:
--¿es que no sabés decir otra cosa?¿y porqué iba a mentir?
Iker besa a Simón y le agarra la mano que tiene libre.
--Es que todo ha sido tan inesperado y yo temía que no quisieras nada serio. Yo me moría por pedirte que seas mi novio pero no sé si tú…
Simón lo besa feliz y le dice:
--Sí, quiero ser tu novio.
Iker iba a decir ¿en serio? Una vez más pero ante la cara de burla de Simón que espera esa pregunta se calla. Simón es el chico que más le ha gustado. Le cautivó su culo pero luego le ha enamorado el resto. Lo conoció como el chico que rompió el corazón a su hermano y se le hace increíble que al fin haya logrado su corazón. Se besan y se abrazan.
--Novios, somos novios¡ –dice Iker contento.
Ninguno de los dos deja de sonreír. Los dos están muy emocionados. Felices.
--Te he buscado durante tanto tiempo –dice Simón.
Iker y Simón se besan y se abrazan. Tienen un brillo de felicidad en sus ojos que no pueden disimular pero Iker tiene una sombra de tristeza. Ahora que sabe que Simón lo ama es el momento de decirle que es el hermano de Ángel. Ya no tiene caso ocultarlo. Ángel es feliz con Thiago y Simón con él mismo pero le da miedo, le da miedo la reacción de Simón. Ya no por el “parentesco” que los une sino por el hecho que se lo haya ocultado. Le da miedo que Simón se sienta traicionado. Debe decirle la verdad pero no será esa tarde. Esa tarde es para los dos y no quiere echarla a perder, quiere disfrutarla al lado del hombre de sus sueños.





Por otro lado, Jay está en su oficina. Recibe a un detective que ha contratado para que siga los pasos de Ángel y Thiago en Santa Clara. Desea saber todo lo que hace ese chico que le obsesiona para ver la manera en la que pueda destruirlos. Thiago está viviendo precisamente en la casa de Esperanza. Jay ha pensando en pedirle a su madre que lo corra pero piensa que es mejor saber dónde está porque así lo tiene más controlado. Thiago se ha convertido en el enfermero extraoficial de Ángel. Se les ve pasear como amigos, Thiago siempre muy pendiente de Ángel. El detective ha logrado fotografiarlos besándose en lugares discretos. Eso lo llena de odio. Le da su cheque al detective.
--¡quiero saber todo lo que hacen¡
Jay es puro odio. Mira esas fotos con lágrimas en los ojos. Retuerce la foto hasta destrozarlo.
--¡los voy a destruir¡ ¡voy a acabar con ambos¡
Pero en el fondo sabe perfectamente que jamás podría lastimar a Ángel porque es alguien demasiado especial para él.

Simón llega en la noche a su casa. Su felicidad contrasta con le odio de Jay. Jay siempre encuentra una excusa para gritarle a su hijo. Se quería asegurar que Ángel y Simón no estaban en contacto y por eso buscaba en sus cosas. Tiene una caja de preservativos en la mano.
--¿¿qué hacés con esto?
Simón agacha la cabeza. Siente vergüenza. Agarra la caja.
--¿porqué registrás mis cosas?
Jay golpea a Simón y le pone las manos en el cuello como si fuera a ahorcarlo.
--¡¿te has acostado con Ángel? ¡¡espero que no sea así o te mato¡
A Simón le cuesta respirar.
--Ángel ya salió de mi vida…
Simón habla en voz baja, casi no le sale la voz pero está decidido a no callar y confesarle a su padre que tiene novio. Jay se da cuenta de las intenciones de su hijo y lo suelta.
--¡cuidado con lo que me decís¡
Los ojos de Jay están llenos de odio y eso lastima a Simón que agacha la cabeza. No dice nada.
--¡a tu cuarto¡
Jay lo trata con mucho desprecio. Simón se va muy triste. Entra en su cuarto. No abre la luz, se acerca a la ventana. Le ha sorprendido ver luz en la habitación de Ángel y ahí está Iker. Simón no da crédito a lo que ve.