viernes, 16 de diciembre de 2011

capitulo 53




A Simón se le hace muy extraño estar en la clase de Rafael y estar atento a las explicaciones del guapísimo y maduro profesor. No está en las primeras filas pero desde ahí se le ve un buen bulto genital.
--será por el pantalón porque me consta que la tiene muy pequeña --va diciendo para sí.
Va pensando en la verga de su profesor y eso es algo que lo sofoca mucho. Se da golpes en la cabeza.
--¡No tengo que pensar en eso, no¡
Pero por más que trata de concentrarse y no pensar en esa pequeña verga que le encantaría hacer grande en su boca pero no puede dejar de pensar eso. No lo puede escuchar, no lo puede mirar a los ojos después de haberlo visto la verga. Sale muy sofocado del aula, se mete en el primer lavabo que hay. Se lava la cara. Aprovecha para hacer pis. Se mete en el urinario. Entra alguien, se sorprende al ver que es Rafael. El profesor mira con muy mala cara a su alumno pero se coloca a su lado ya que sólo hay dos urinarios. Simón está sorprendido y a la vez excitado. Le creó mucha ansiedad la visión del día anterior y está encantado que se repita tan pronto. Piensa incluso en la posibilidad que el profesor quiera con él. Rafael se ve enojado, incómodo pero Simón piensa que Rafael pudo ir a un lavabo privado para profesores. Eso le hace tener esperanzas que pueda ocurrir algo con ese guapo madurito. Están el uno al lado del otro. Rafael se muestra serio pero hace pis al lado de Simón. El chico se da cuenta que el profesor está enojado y se dice así mismo que no debe mirar pero está demasiado cachondo, le gusta el profesor, le gustó verle la verga y Rafael está muy separado. Simón no se puede resistir y echa una miradita pero la mano del profesor le tapa la visión.
--si yo me hubiera puesto del otro lado se la habría visto bien --se dice con rabia.
Simón no entiende el cambio, el día anterior le habló, se mostró amable y en cambio ahora no le dice nada. Simón no entiende bien la reacción del profesor.
--bueno --se dice así mismo-- no hay nada que entender. Se dio cuenta que se la miraste y está enojado.
Siente vergüenza por lo que su profesor debe estar pensando del él, así que se aparta para irse. No se lava las manos. Se despide del profesor pero Rafael no le dice nada y para Simón eso es una confirmación que el profesor está enojado con él. Eso es algo que le frustra y le pone nervioso. A Simón no no le hace nada de gracia que uno de sus profesores esté enojado con él por haberle mirado la verga. Haberle visto el pene a su profesor, saber que él está enojado, le crea ansiedad a Simón. también le excita conocerle esa parte tan íntima. Al llegar a su casa se da una buena ducha fría. Eso y tocar su guitarra , desnudo en su cama, lo relaja. Eso sí, tiene claro que en las clases de Rafael se sentará atrás del todo porque siente demasiada vergüenza, no se atrever a mirar a la cara a Rafael. Además no puede estar cerca de él y eso le hace no poder atender a las clases porque lo ve y es pensar en la cosita que le cuelga entre las piernas y que ya no es un secreto para él. Simón busca amor y necesita sexo. Sabe que su profesor no le va a dar ninguna de las dos cosas.






Al día siguiente se sienta ya en última fila y no vuelve al mismo lavabo. No quiere volver a pasar por una sensación incómoda.






días después... Simón llega temprano a la facultad. Se está haciendo pis. va al lavabo. Está oscuro, no cree que haya nadie. Entra, enciende la luz. Se sobresalta al ver a alguien. Le ha tomado demasiado de sorpresa. Su sorpresa es aún mayor al ver que es Rafael. Los separa un urinario, por eso ambos están más tranquilos. Rafael está muy separado y Simón puede verle una larguísima y gorda verga entre las manos. Se la puede sin problemas, sin ser descarado porque Rafael está muy separado y además la tiene enorme. Después de vérsela tan pequeña, Simón no da crédito a lo que está viendo. Esa visión tan hermosa que está viendo lo hace arder.
--¡Esto es la maravilla de la verga y sus mil formas¡ --dice Simón para sí.
La verga de Rafael es enorme pero aún no está dura, hace pis sin problemas. Simón está muy impresionado.
--pero sí la tiene --va diciendo Simón para sí-- tan grande y gorda cuando aún no la tiene dura cuando le haya crecido del todo debe ser algo monstruoso.
A Simón le excita saber que su guapo profesor está caliente y que su verga está creciendo.
--pequeñita dormita pero cuando despierta ... --va pensando Simón mientras disfruta como un condenado de esa visión que está viendo.
Rafael parece no inmutarse de la presencia del chico, ni siquiera ha respondido al hola que le ha dicho éste mientras se coloca a su lado. Simón se la está viendo perfectamente a su profesor. Está excitado y nervioso porque no esperaba que tuviera esa maravilla entre sus manos. Rafael se va haciendo masajes en la verga mientras hace pis. Aunque se estaba meando, por los nervios, a Simón no le sale el pis. Simón no quiere que su profesor crea que lo ha seguido, quiere no mirar pero le gusta demasiado lo que ve y le es fácil verlo como para dejar de hacerlo. Simón no puede hacer pis y siente unos enormes deseos de "violar" a su guapo profesor así que decide guardarse su herramienta, la tiene muy pequeña en comparación a la de su profesor y le da vergüenza. Ya supone que a Rafael no le debe importar mucho su tamaño pero no quiere que se la vea tan pequeña. Se aparta, está detrás del profesor. Simón siente que su verga está creciendo, le gusta estar detrás del profesor mientras éste se la guarda. Rafael se gira en ese momento, se muestra algo brusco y eso es algo que pone muy nervioso a Simón.
--No le cuentes a nadie --le exige el profesor con dureza.
--el qué? --pregunta Simón sorprendido.
Rafael se abalanza sobre él. Es tan brusco que Simón cree que lo va a golpear pero le rompe la boca de un beso tremendo que deja a Simón en shock, se convierte en un títere en brazos de su maduro profesor. Rafael es quien lo maneja. Lo agarra al joven como si fuera un muñeco. Se encierran en el wáter, Rafael le pone la mano al hombro empujándolo hasta que se arrodilla. Simón traga saliva mientras Rafael pone sus genitales en la boca de Simón que se siente en el paraíso chupando esa larga verga y acariciando sus huevos. Simón tiene pronto una gigantesca verga en su boca que ni le cabe. Se la mama encantado pero no puede creer que algo tan pequeñito se haya convertido en eso tan impresionantemente grande. Rafael, violento, pone a Simón de cuatro patas. Se pone el condón y se clava en Simón con dureza y profundidad. Pone su mano en la boca de Simón para callar el grito del joven. Simón le muerde la mano mientras se retuerce de dolor y placer.