lunes, 24 de octubre de 2011

Capitulo 46









Simón sale del lavabo. Ignacio tras él. Le da miedo que su padre lo vea con Simón y descubra algo pero Simón le gusta demasiado, le gusta como para tener algo serio con él. Además, desea tener sexo, Simón es muy guapo y quiere acostarse con él. Está desesperado por echar un buen polvo y se nota.
--¡no he dejado de pensar en ti, mi padre me obligó a irme, fue una emergencia es que...
Simón va hacia su vagón e Ignacio lo sigue. Trata de explicarle las razones que lo llevaran a irse. Además el que se aleje del vagón en el que está su padre lo tranquiliza. A Simón le ha gustado verle la verga a Ignacio pero no es especialmente guapo y no quiere que se vuelva a burlar de él. Recuerda que Ignacio fue un amigo sexual con el que vivió todo lo que desea pero que, aparentemente, Ignacio no quiso más, sólo quería echarle un polvo a Simón. Eso lo lastimó mucho. Simón no quiere escucharlo.
--¡no me importa¡
Simón está ya por meterse en el compartimento que ocupa pero Ignacio se arma de valor y le agarra del brazo. Le suplica. Simón sigue dolido pero ve a Ignacio desesperado y eso le gusta mucho. Ignacio le suplica, sí quiere sexo pero busca un amigo aunque sea en la distancia.
--¡Te juro que no he estado con nadie en este tiempo¡
Simón estaba girándose para perdonar a Ignacio, para escucharlo pero ese último comentario le hace dudar nuevamente.
--¡Claro, y ahora querés divertirte conmigo y luego me dejás como la otra vez¡
Simón se ve muy enojado. A Ignacio le duele que Simón piense lo peor de él. Está desesperado, no sabe qué hacer para convencerle que lo escuche, que lo dolió mucho lo que pasó. Además Ignacio está nervioso porque hay personas mirándolos, escuchándolos e incluso burlándose. Simón vive a su manera en libertad y no le preocupa lo que los demás piensen de él. Quiere amar y disfrutar de su sexualidad. Ignacio no es tan tímido como Simón pero el hecho que nadie (en especial su padre al que teme) sepa que es gay, lo hace frustrarse y retraerse.
--No es verdad, sí quiero hacer el amor contigo pero también podemos charlar, si querés no hacemos nada y hablamos --dice sofocado.
Simón sonríe, se calma.
--¿en serio no te importaría no hacer nada?
Ignacio hace que no con la cabeza pero con una carita de que sí. Simón se da cuenta que está mintiendo pero el chico le parece muy dulce. Ignacio saca su celular:
--¡te doy mi número, no quiero que volvamos a perder el contacto¡
Ignacio está caliente, necesita sexo y Simón le pone muy cachondo pero está dispuesto a quedarse con las ganas con tal de demostrarle a Simón que quiere ser su amigo. Simón agarra el celular de Ignacio. Se quiere marcar pero está algo ansioso, está nervioso porque no deja de ser tímido y no está acostumbrado a estar así con un chico, a hablar con él. No recuerda su número. Se queda paralizado porque no sabe qué hacer.
--perdón, no me sé mi número --dice tímido.
Ignacio le dice su número de corrido.
--¿tenés dónde anotar?
Una chica, que está siguiendo la conversación, se mete y les da un lápiz de labios. eso avergüenza a la pareja un poco pero le dan las gracias a la chica. Ignacio le escribe su número a Simón en el brazo. Les devuelven el lápiz a la chica e Ignacio se quiere apartar un poco. No le gusta sentirse el centro de todas las miradas. Los chicos se miran con deseo. Simón le pone la mano en la mejilla. Ignacio se pone nervioso y más al ver que Simón quiere besarlo. Le da horror que lo vean besando a un chico y terror que lo vea su padre. Se aparta asustado.
--aquí no --le suplica.
Por un momento, Ignacio teme que se haya podrido todo, que Simón se enoje pero Simón lo comprende. Él no quiere tener que dar explicaciones a nadie de su vida sexual pero le da igual verse abiertamente con un chico o no. Simón es muy tímido de cara a hacer amigos pero en el sexo ya se siente más seguro. Simón le guiña el ojo a Ignacio:
--¿vamos? --le pregunta moviendo la cabeza en dirección el otro vagón.
Los dos se miran con complicidad y cachondos. Simón se adelante e Ignacio se estremece. Se muerde el labio con deseo.
--¡que pedazo de culo¡ --dice Ignacio para sí mirando esa bella parte de Simón con cara de degenerado.
Los dos están muy ansiosos y confían, y esperan, que el lavabo en el que se han visto siga libre. Simón lleva meses acostándose con un hombre mayor. Nunca había tenido tanto sexo, se siente maduro (lo es almenos en el terreno sexual) y experimentado. Ahora tiene ganas de estar con alguien de su edad. Además parece que Ignacio quiere lo mismo que él aunque sea en la distancia. Aún no se han enterado que viven en la misma ciudad. Se encierra en el wáter y se besan ardientemente mientras se desnudan. Simón jamás imaginaría que esa boca que está besando ha comido la verga, la leche de León, ese adolescente que le ha apasionado. Ignacio es el primero en bajarse los jeans porque su verga está apunto de reventar ya. Simón es el primero en agacharse. Se come con mucho gusto la verga de Ignacio (que no es tan grande como parece porque apenas le crece y a Simón le crece bastante) sin imaginar el guapo León, ese adolescente que tanto le gusta, también se ha comido esa verga. Ignacio no tarda en venirse en la boca de Simón que escupe la leche bajo el grifo del agua. Luego, mirando, pícaro a Ignacio, se va desabrochando los jeans y aparece su bellísima zona genital e Ignacio se lanza hacia él de una manera muy golosa. Simón le sonríe mientras la acaricia la cabeza:
--cuidado, me la vas a arrancar.
Ignacio le chupa un rato la verga, por los lados, la traga, le va chupando los huevos. Se los mordisquea y Simón se retuerce de placer. Ignacio se pone tras Simón, le acaricia el culo:
--Me encanta tu culo --dice hundiendo su lengua en esa zona mientras le aprieta con las manos haciendo gemir de gusto a Simón.
--Me parece que tienes demasiadas ganas de chingarme --jadea Simón divertido.
Ignacio saca su cara del culo de Simón y dice:
--bueno yo... --dice avergonzado
--No pasa nada --Simón coqueto-- me apetece que me la metas --jadea Simón mirándome con complicidad.
A Ignacio le gusta el culo de Simón y quiere disfrutarlo pero prefiere ser pasivo y quiere que Simón se la meta ya.
--Es que yo soy pasivo.
Simón se levanta, lo mira coqueto:
--Entonces no tenemos que esperar más ¿no?
--¡¡si, sí, rompeme el culo ya¡ --Ignacio ansioso.
Simón mira seductor a Ignacio que pone su culo en pompa apoyado en el wáter. Simón agarra un preservativo que tenía en sus jeans por un por si a caso. Simón se nota experto y eso es algo que le gusta mucho a Ignacio. Simón moja el agujero de Ignacio con su propia saliva y se la clava. Ignacio grita con fuerza. Es un grito de placer, un ¡por fin¡ El ruido del tren es su mayor aliado y por eso ambos se sienten más tranquilos. Ignacio se rompe de placer.
--¡que ganas tenía que me chingaras¡ --jadea.
Simón no es muy experto como activo y teme lastimarlo. Se muestra inseguro. Le gusta ver que Ignacio está gozando casi más que él.
--te gusta, eh?
Ignacio nunca sintió tanto placer.
--¡Me encanta, clavamela hasta el fondo¡
Los jadeos de ambos son fuertes. Simón aulla al venirse. Ignacio es el primero en venirse y eso entristece a Simón.
--¿cuál es la prisa? ¿es que te vas? --Simón decepcionado.
Ignacio no quiere que Simón piense que lo deja pero no lo dice en que compartimento está porque tiene miedo que lo vaya a buscar y su padre sospeche algo.
--Es que mi viejo se estará preguntando dónde me he metido. Llámame en un rato.
--está bien.
Los dos se ven ilusionados. Les apetece estar juntos. Simón se queda vistiéndose. Ignacio se va deprisa. Se choca con un tipo. Están tan distraído que no se da cuenta que ese tipo le ha robado el celular y la cartera.