miércoles, 27 de abril de 2011

Capitulo 20





Es por la tarde, Simón va a la biblioteca como tantas tardes ha hecho pensando en Ramiro pero en esta ocasión en quien piensa es en el desconocido que ha visto esa misma mañana. Sabe que es es difícil para no decir imposible que se lo vuelva a encontrar y más vuelva a verlo yendo al lavabo. Procura distraerse en internet para no estar pensando en ese chico. De pronto ve a ese chico entrar e ir directamente al lavabo. Simón no puede creer su suerte. Lo sigue como un rayo, no se le puede volver a escapar. Hacen pis los dos juntos, el otro se pega bien al urinario y le es del todo imposible verle nada y eso que Simón se esfuerzo. Incluso el otro lo ha mirado pendiente de si Simón lo mira o no. Si nota como mueve la mano al sacudírsela y eso le pone cachondísimo. Le gusta mucho la mirada del chico. Es muy delgadito, muy guapo y algo afeminado pero le gusta. Almenos se queda tranquilo. No le ha visto la verga pero ya ve que no se pierde nada. Por un lado lo deja tranquilo pero por otro lado le frustra.
--se la protege como un tesoro –dice para sí.
Y Simón que esa mañana había dejado volar la imaginación y pensaba que el chico lo estaba siguiendo porque quería algo con él. No pasa ni una hora que el guapo vuelve a ir al lavabo pero a Simón le parece ya excesivo seguirlo.
--además, esto no lleva a nada –dice Simón para así.
Le hubiera gusto que ese desconocido fuera el hombre que ha estado esperando.
--bueno, igual lo acabo de conocer. No me será fácil olvidarlo –se dice.

De nuevo es Ramiro el que ocupa sus pensamientos. Es guapo y le gusta verlo. Simón sigue con la ansiedad. Quiere acercarse a él pero no sabe cómo y Ramiro, pese a que se han acostado juntos, lo trata como un simple conocido. A Simón le gusta mucho verlo pero le pone nervioso no saber a qué atenerse con él. Ramiro entra en la biblioteca.
--hey ¿¿qué pasa? –dice sonriendo y alzando la mano.
Sus miradas coinciden cuando Simón vuelve del lavabo. Ramiro sonríe y mueve las cejas muy simpático. Simón pasa por su lado sin dejar de mirarlo.
--¿¿qué? –le dice Ramiro.
Pero Ramiro es algo brusco y Simón tampoco quiere que Ramiro piense que lo único que quiere es acostarse con él.
--no, nada.
Simón se sienta y Ramiro sonríe con disimulo. Le gusta que Simón dependa de él, que se vuelva loco de deseo, que note la abstinencia, la falta de sexo.
--sólo tendrás sexo cuando yo lo decida, bonita –dice para sí Ramiro con ironía.




Simón vuelve a su casa. Ansioso, se encuentra más sólo que nunca. Justo en una esquina está Jaime. Está haciendo pis. Se miran con complicidad. Es larga pero no tanto como la de Ramiro. Más delgadita.
--la de Ramiro es más bonita –piensa Simón.
La primera vez que lo vio haciendo pis, a Jaime se la estaba poniendo dura. Ahora es la primera vez que se la ve en reposo. Jaime le sonríe coqueto.
--veo que te gusta.
A Jaime le gusta que Simón lo vea con la pinga entre las manos. A Jaime Simón le gusta mucho. No así a Simón. Ni siquiera es guapo, no le gusta en absoluto pero aunque no quiere dejarse llevar sólo por los instintos, tener sexo sin ningún tipo de sentimiento pero es que le apetece mucho chingar. Necesita tener sexo, se siente frustrado y necesita descargar. Jaime tendría con Simón todo lo que él quisiera pero Simón ni se lo plantearía.
--¿vamos?
La mirada de degenerado de Jaime no dejar lugar a dudas. Jaime se la sacude, se la guarda. Simón lo sigue. Está excitado. Le daría igual uno que otro. Jaime trata de hablar con Simón, incluso comenta que se tendría que intercambiar los móviles.
--¿para qué? –dice Simón frío.
--Por si me quieres llamar.
--No hace falta.
Simón está dispuesto a acostarse con él pero no parece querer nada más. Simón está demasiado bueno como para dejarlo ir. Almenos lo disfruta. Jaime lo lleva a su garaje. Es un lugar feo con un chico feo. Simón siente que el sexo con él es algo sucio. No es lo que busca pero no le dice nada. Simón se queda de pie. Jaime sin decirle nada se llena de la verga de Simón. Con los pantalones y los calzoncillos a los pies. No se saca la camisa. Cuando ya la tiene muy gorda y a punto de reventar, Simón se aparta de él. Se muestra algo violento. Pone a Jaime a cuatro patas, le baja la ropa casi con violencia. Jaime saca un preservativo. Simón se pone el preservativo y lo golpea con dureza. Simón se comporta como una bestia porque tiene mucha rabia dentro de él. Mucha frustración. Piensa en Thiago, en Ramiro, en ese desconocido. Se desahoga en Jaime que aulla de placer. Siente un gran gozo al estar siendo poseído por ese chico tan pero tan guapo. Jaime cae rendido, destrozado por el placer. Sonríe a Simón.
--buf, eres genial.
Jaime está hechizado por Simón.
--me gustaría volver a verte.
Jaime no quiere que Simón se vaya sin la promesa de volver a verse pero Simón se sube la ropa. Deja en el piso el preservativo lleno de su leche, se va sin decir nada. Jaime se queda triste pero muy satisfecho por el polvo que le ha echado Simón.



Simón llega a su casa. Se encierra en su cuarto. Se desnuda ante el espejo. Se mira fijamente.
--¿¿qué estoy haciendo con mi vida?
Tiene sexo pero no amor, está algo aturdido. No tiene muy claro lo que quiere pero sí que no es lo que tiene.

Días después… Simón llega a la biblioteca como siempre. Ramiro está sacando unas impresiones. Simón pasa detrás de él. Se le ve bien el culo a Ramiro. A Simón le gusta mucho el culo de Ramiro. Lleva jeans, culo aplastado. Se le ve mucho sobrante pero le excita mucho. Ramiro le sonríe.
--hola ¿qué tal?
A Simón le gusta mucho Ramiro. Además se siente solo. Necesita la compañía de un amor, alguien a quien querer, alguien que lo quiere, alguien que lo saque de ese hogar junto a un padre que parece que lo desprecie. Sólo con su guitarra, Simón se siente bien, se siente lleno. Simón ve que Ramiro tiene en su mano la tarjeta de la biblioteca. Le ve su nombre: Ramiro. Se han acostado juntos pero no sabía su nombre, eso le hacía sentir un desconocido que así es cómo lo trata Ramiro. Simón intenta hablar con él, no entiende qué pasa. No se da cuenta que Ramiro juega con él, que le gusta controlarlo. Se lo imagina desesperado, piensa que sólo tiene sexo cuando él lo decide. Le hace gracia pensar que Simón debe estar necesitado porque él no se quiere acostar con él. A Simón le encanta acostarse con Ramiro, le duele no tener una relación con él. Aunque le crea ansiedad le gusta estar con él. Se vuelve a su casa con un sabor agridulce. En el camino ve una ventana abierta. Se le van los ojos de una manera involuntaria. Hay un chico pintando en su domicilio, totalmente desnudo. Simón se queda algo paralizado. El chico es guapísimo y le encanta la verga. No es muy grande pero sí gordita. Simón no es chismoso, nunca pensó que mirar por una ventana fuera tan entretenido. Se queda ahí mirando gozando del espectáculo hasta que el desnudo pintor se da cuenta. Lo mira fijamente. Simón se asusta. Va a huir.
--¡no te vayas¡
El guapo lo mira galantemente.
--pasa.
El guapo está desnudo, lo mira sensualmente. Simón traga saliva.



con la colaboración especial de Jake Gyllenhaal