miércoles, 31 de agosto de 2011

Capitulo 38



Ramiro está atormentado por los celos.
--¡¡pero es imposible, Simón está muy bueno¡¿¿¡cómo va a chingar con ese feo¡?
A Ramiro le gusta Simón pero siempre pensó que es de los que buscaba algo serio y él no se lo puedo dar. Por eso tampoco quería meterlo en su vida pero le gusta mucho y no quería renunciar a él. Además se da perfecta cuenta que Simón quería algo más de él y que le desconcertaba mucho su manera de tratarlo pero estaba seguro que Simón quería algo serio y que lo esperaba, que se le reservaba para él, que se conformaba con lo que quisiera darle.
--¡él es mío y no puede chingar con otro¡
Decide volver atrás. Los celos, la rabia y el rencor que siente se centran en ese feo que ha disfrutado de lo que considera suyo. Desea romperle la cara a ese chico pero no quiere que Simón se dé cuenta de que le importa. Así que procura calmarse. Vuelve al baño, se lava la cara. Se acerca a la puerta. Escucha los pequeños gemidos de Simón que le muestran lo bien que se lo está pasando. Eso llena de rabia a Ramiro.
--¡pero él es quien más ha perdido porque ahora podría estar disfrutando de calidad de la mejor y se ha tenido que conformar con esa basura¡
Escucha un pequeño jadeo diferente, deduce que es del feo al venirse. Tiene ganas de dar golpes a la puerta pero no lo hace. Abre la puerta por si los muchachos están pendientes de eso pero no sale. Se queda en el baño escondido junto a la puerta. No se ve hasta que no han salido del baño. Nicolás es el primero en salir del wáter. Tiene una cara de gozo que no puede con ella.
--no hay nadie, podés salir –le dice a Simón.
Entonces aparece Ramiro. Nicolás está saliendo con los pantalones desabrochados. Simón está aún en el wáter con cara de gustillo y subiéndose la cremallera. Se queda pálido por la mirada de desprecio de Ramiro, no esperaba encontrárselo. Antes estaba deseando que coincidieran en el lavabo pero ahora se había olvidado totalmente de él. Le da mucha vergüenza que se haya enterado que se ha acostado con un feo. Le duele la mirada de asco y desprecio con la que Ramiro los mira a ambos. Ni Simón ni Nicolás saben nada el uno del otro. Nicolás está dispuesto a lo que quiera Simón y bueno Simón tiene la tranquilidad de pensar que ese pobre feo no va a desaparecer como los otros, que va a querer algo más, que va a querer volver a disfrutar de él. Y esa es la intención del feíto. Nicolás pero suponía que ya tendría tiempo para hablar con Simón después. Ahora con la presencia de Ramiro todo se frustra. Nicolás se da cuenta que Ramiro es alguien en la vida de Simón. Piensa que seguro es el novio.
--¡Es que alguien tan guapo como Simón es evidente que tenía que tener novio¡ --va pensando nervioso Nicolás.
Ramiro fulmina con la mirada a Nicolás:
--¡largo, cosa horrenda¡ ¡¡Eres un atentado al mal gusto, no deberías salir de casa¡
Ramiro habla con mucho odio a Nicolás y a Simón le gustaría enfrentar a Ramiro pero está muy avergonzado. Nicolás huye desapavorido. Está seguro que ese chico es el novio de Simón y tiene miedo que le haga algo. Huye, sale corriendo de la biblioteca y está decidido a no volver.
--¡me han echado el polvo de mi vida pero está claro que es su novio, hacen bonita pareja¡
No siente celos, estaba resignado a no poder vivir una situación así feliz, está feliz de haber gozado del cuerpo de Simón y ya no necesita más.
--Yo ya lo he disfrutado y repetir sería buscarme problemas con el novio, no sé si ese guapo se habrá acostado conmigo para darle celos pero gracias a eso he vivido lo mejor de mi vida y ahora lo mejor es no volver a verlo y ser feliz con el recuerdo.
Nicolás no quiere volver a ver a Simón para no tener problemas con el otro chico, con Ramiro, también quiere evitar que Simón lo desprecie. Está seguro que Simón no querrá volver a estar con él, que se ha dejado llevar por un problema con el novio y ahora se arrepiente.
--será mejor que no vuelva a la biblioteca, que no sepan nunca más de mi ni yo de ellos, siempre me quedará un recuerdo inolvidable.
No quiere que nadie le quite el buen sabor de boca que le ha dejado ese polvo con Simón y tiene miedo de volver a ver a Ramiro y que le haga algo. Es por todo esto que tiene claro no volver a ese lugar.

Aún en el lavabo, Simón está avergonzado por la cara de burla de Ramiro. Ramiro se ríe. Simón no se da cuenta que está sintiendo celos, que está rabioso.
-vaya no pensé que fueras de las que le abres el culo a cualquiera yo pensé que buscabas algo especial, que yo era especial para ti. No sé como has estado conmigo teniendo tan mal gusto. No sé si ofenderme.
Ramiro esconde sus celos bajo un disfraz de ironía para que Simón no se dé cuenta que está herido. Simón está muy nervioso.
--bueno sí, tu eres especial para mi.
Ramiro siente rabia pero no lo demuestra.
--hombre, Simón, puedo pensar esto antes. Mientras disfrutabas de mi verga pero no ahora que he visto que lo haces con cualquiera. A ver que no pasa nada, sos libre lo que pasa es que cualquiera que sepa que lo has hecho con esa cosa tan fea pues le dará asco volver a estar contigo.
Ramiro habla como un amigo, no como alguien que le importe Simón y eso es lo que más le duele a Simón. También siente vergüenza de sí mismo.
--bueno es que yo…
Simón está muy nervioso, balbucea. Ramiro lo está humillando por venganza pero sin que se vea que es por rencor. Habla con ironía. Habla con ironía.
--es que si estabas tan caliente, tan desesperado como para hacértelo con un perro,, porqué tú me perdonaras, amigo, pero es que era preferible que lo hicieras con un perro que con ese monstruo. Estamos en confianza, tú me dices que estás desesperado y yo te hago el favor.
A Simón por un lado le ofenden mucho las palabras de Ramiro pero por otro lado le excita la posibilidad de una puerta abierta.
--a mí me gustás vos, yo quiero hacerlo con vos.
Simón quiere tocarlo pero Ramiro se aparta de él con desprecio. Se muestra frío, como si le tuviera asco.
--Ahora ni me toques, ahora si me acostara contigo es con sí lo fuera con el feo ese asqueroso y con eso no puedo.
Simón está muy ansioso:
--¡pues cuando¡
Ramiro disfruta burlándose de él.
--pues nunca, no creo poder olvidar que ese monstruo, es que nunca vi a un tipo tan feo ¿¿cómo has podido? ¿no te ha dado asco? Nadie que sepa que te has acostado con esa bestia no tendrá nada contigo nunca. Hoy pudiste acostarte conmigo pero te quedaste con el feo, ahora a mí no me vuelvas ni a mirar. Es que no sé, eres un pervertido, un desesperado. Me harás mala fama si me ven contigo –dice riéndose.
Ramiro sonríe burlón y lo deja solo casi en shock. Ramiro está rabioso y disfruta por la cara con la que se queda Simón. Simón en el lavabo, frente al espejo, se seca las lágrimas. Se lava la cara. Le duele mucho pensar que pudo tener algo con Ramiro y que ahora se ha podrido todo por no controlar sus hormonas al acostarse con ese feo. Simón ante el espejo no puede dejar de llorar. Se ha dejado dominar por esa gorda verga y ahora no sólo se arrepiente sino que ha sido humillado por Ramiro. Ramiro era una ilusión que aún no se había roto pero ahora sí, ahora sí se da cuenta que nunca tendrá nada con él.
--Cree que soy una bestia… y tiene razón.
Simón siente rabia de sí mismo.
--¿¿qué estoy haciendo con mi vida? ¿¿¡qué?¡ --se pregunta triste.
Siempre se siente culpable porque no le gusta que el sexo lo domine, piensa en Thiago, en las cosas que le decía, en su manera de ver el sexo.
--¡es que seguro que Thiago no ha estado con tantas chicos¡
Eso es algo que le hace sentir vacío, que lo amarga. Lo que más le duele es que no puede evitar tener sexo con chicos y que luego éstos no quieren saber nada de él.

Durante los días siguientes, Simón está decaído. Se siente solo y la ausencia de sexo lo hace sentir mal y a la vez le da rabia que eso le pase.
--¡no soy un animal¡ --se reclama así mismo.
Busca un amigo especial pero a la que pasan los días sin sexo se siente más nervioso que de costumbre, siente que le falta algo aunque nunca lo encuentra y eso lo hace sentir vacío. Alguna vez piensa en Nicolás si lo viera se acostaría con él pero el chico no aparece. Simón se siente fatal al pensar que nadie lo toma en serio, que lo usan y lo tiran. Sus ojos se llenan de lágrimas. Está solo y abatido.