martes, 3 de enero de 2012

Capitulo 56



Simón comienza su día de clases. Está muy ansioso. El que Nicolás sea su profesor, se haya acostado con él y ahora lo ignore lo tiene mal. El profesor está saliendo de uno de los despachos. Se detiene mirando la cartelera. A Simón le gusta. Nicolás es atractivo. Tiene mejor cuerpo que cara y sobretodo le tiene enamorado su culo. Es algo que le encanta. Simón vibra recordando su momento con él. Fue sexo del bueno y además Nicolás fue amable. Le sorprende el cambio.
--Ni él ni yo sabíamos que éramos profesor y alumno –se dice Simón para sí—Yo no tengo la culpa de lo que pasó.
Nicolás representa para Simón lo que tantas ganas tiene que esté en su vida. No está dispuesto a renunciar a él fácilmente. Si es necesario se dará de baja de la asignatura de Nicolás, se cambiará de grupo. Está decidido a lo que sea para poder seguir con Nicolás pero tiene claro que antes tiene que hablar con su profesor y ese es el mejor momento. Nicolás está de espalda. Simón se acerca a él. Vibra. Tiene su trasero a tocar de su mano, le encanta. Desea acariciarlo pero se anima. Aunque se han acostado juntos son apenas un alumno y su profesor. Simón no se siente con ese derecho.
--hola.
Nicolás no lo está mirando.
--buenos días.
Es muy simpático. Levanta la cabeza sonriendo y a Simón se le acelera el corazón porque le hace concebir esperanzas. En realidad Nicolás no había reconocido la voz de Simón. Se le congela la sonrisa. Se pone muy nervioso.
--permiso… --dice el profesor serio.
Simón se queda sin habla. No sabe qué decir. No puede creer que Nicolás esté pasando de él, que ni siquiera se digne a hablarle. Nicolás se detiene, se gira pero es muy frío. Seco.
--No me hables si no es por algo de la asignatura.
Se va sin más. Simón se queda muy ofendido. Da una patada a la pared.
--¡pero éste que se ha creído que es¡
Le duele mucho la manera en la que lo trata su profesor.
--¿¡es que se cree que soy su putita?¡ -dice esta vez para sí.
Simón tiene ganas de gritarle al mundo que Nicolás ha sido su amante, él no tiene nada que perder.
--Es Nicolás el que tiene que querer quedar bien conmigo, es él el único que puede tener problemas –va pensando Simón.
Pero aunque está muy herido y dolido, Simón es demasiada buena persona como para hacer daño a alguien. Resignado va a sus clases. En un momento, va al bar de enfrente de la universidad. Ese en el que conoció a Nicolás. Ve al profesor entrando en el lavabo y no lo duda.
--¡Ahora sí me va a tener que dar una explicación¡
Nicolás está yendo hacia el urinario pero al ver a Simón entrando entonces se encierra en el wáter. Simón está cada vez más furioso.
--¿¡pero qué se ha creído ese ha creído ese imbécil? –piensa.
Nicolás hace pis y echa el cerrojo. Simón tiene ganas de golpear la puerta, de decirle que no piensa salir hasta que le hable pero es demasiado tímido para hacerlo algo así. Igual no piensa moverse del lavabo. Oye que entra alguien así que se mete en el urinario. Se la saca para hacer que mea pero no está pendiente del chico que ve. Al chico le gusta mucho Simón.
--vaya suerte la mía –piensa el chico.







Al chico le encanta el culo de Simón. Los jeans le van ancho pero se le ve un buen culo y en esa posición es muy excitante. Además Simón está muy separado. Eso pone al chico a 100. Le encanta ver a Simón por la espalda, con sus jeans desabrochados y todo a fuera.
--¡seguro que se la veo¡ --dice para sí.
Simón se la tiene agarrada por la punta y ni hace pis ni mira al joven. Está mirando a la puerta del wáter en donde se ha encerrado Nicolás. Hace pis fuertemente. El desconocido disfruta con la visión de la verga de Simón que ve a la perfección.
--Es medianita, yo la tengo más larga pero ¡que bien se la comería¡ --dice para sí.
El chico se la mira fijamente y Simón finalmente siente la mirada del chico sobre su verga. Entonces sí lo mira. El chico hace el que disimula. Simón lo mira a él. No es guapo pero no tiene mala verga. Larga y gorda. Le excita que se la estaba mirando.
Simón se queda contentillo y decide que lo mejor es olvidar a Nicolás. El chico mira al sentir que Simón se la está mirando. La mirada de los dos chicos se unen, los dos se miran, se la miran.
--hoy es mi día de suerte –dice el chico.
Simón lo mira sediento y excitado. Se muestra algo nervioso.
--¿porqué?
--No sé, algún día tú y yo podemos …
No acaba la frase. Se muestra pícaro. Simón sabe perfectamente lo que quiere. Y es ese mismo lo que quiere Simón para sacarse el despecho, para tratar de hacer rabiar a Nicolás.
--Ahora…
Nicolás está tirando de la cadena. El chico mira sorprendido a Simón que lo mira travieso.
--¿¡ahora?¡
Simón señala el urinario de al lado de donde está saliendo Nicolás.
--pero hay un tipo.
--él también es gay, no dirá nada.
Nicolás y Simón se miran cara a cara. Nicolás mira a Simón como si fuera un pervertido y eso le hace daño a Simón pero ya no se echa atrás. Simón y el chico se encierran en el lavabo.
--¿puedo yo? –dice el otro.
Simón hace un gesto con la cabeza de confirmación. Le ha molestado la mirada de Nicolás pero disfruta mientras ese desconocido se la chupa. Nicolás se lava las manos. Lo hace lentamente. En el fondo quería pensar que era especial para Simón, no quiere pensar que Simón es así con todos. Oye como el chico es el que va hablando.
--Yo llevo condón, ¡puedo ser activo?
Luego se oyen unos pequeños jadeos. Simón se deja hacer de todo como ausente, aunque goza está dolido por la mirada de Nicolás. Se quería, en cierta manera vengarse de él pero le duele que piense que es un depravado que sólo piensa en el sexo.
--mejor, así no me molestará –dice Nicolás abandonando el lavabo.
Es un polvo rápido. Simón no quiere tener que hablar con el desconocido. Se sube la ropa y es el quien se va corriendo. No le gusta lo que ha hecho y no se quiere enfrentar al desconocido que ya ha saboreado a Simón y no le importa lo que haga. Simón llega justo a tiempo para su clase. Le toca con Nicolás. Simón entra por la puerta en el momento que el profesor se acerca a la mesa. Mira a Simón con odio.
--¡no soporto que lleguen tarde a mis clases y menos por …¡
Simón se queda pálido. Cree que el profesor lo va a humillar, que va a comentar algo de lo que pasó en el lavabo y eso es algo que lo avergüenza.