martes, 12 de julio de 2011

Capitulo 31







Simón se incorpora a su vida diaria. Después de la escuela va a la biblioteca. Está ansioso, desearía aclarar las cosas con Ramiro, con el chico al que se la mamó. También piensa en Juan: ¿¿qué pasará si los ve juntos a Ramiro y a Juan?.
--¿y si habla?¿qué pensará Ramiro de mi?
Los tres le gustan mucho en el terreno sexual pero a Ramiro es al que más conoce, es el que quisiera tener como algo estable. Está en la zona multimedia. Le toca en un ordenador de la esquina y no se entera de nada. No se da cuenta de la presencia del chico al que se la chupó. Ese chico se pone nervioso al ver a Simón. Siente que Simón busca algo más de lo que él le ofrece, tiene miedo que Simón quiero sacarlo del armario.
--Tranquilo, Jero, --se dice para sí—tú no le hagas caso… él se olvidará de ti, tampoco pasó nada.
Simón se queda frustrado porque ha estado esperando a Jerónimo pero no lo ha visto. Va al lavabo, pasa por al lado de un chico que está recogiendo sus cosas. Reconoce su culo.
--¡es él¡ --piensa.
Se lo queda mirando. Y en el momento en el que él iba a mirar hacia donde Simón mira, Simón gira la cara y se va sin saludarlo. No ha querido saludarlo porque quería que fuera Jerónimo quien diera el primer paso. Entra en el baño furioso consigo mismo.
--¡soy un boludo… es que no me puedo creer lo que he hecho¡ ¡¡con las ganas que tenía de aclarar las cosas con él¡
Simón se mira al espejo. Se lava la cara para calmar un poco su frustración:
--¡es que si yo le giro la cara él hará lo mismo¡ ¡¡si quiero tener algo con él no puedo estropear las cosas de esa manera¡ ¡¡Es que quería que se diera cuenta que quiero algo más con él y ahora le giro la cara¡ ¡¡él habrá pensando que no me interesa nada más de él¡



Al día siguiente, Simón, mientras va de camino al instituto, ve que delante de él está Jerónimo. Simón siente que el corazón le va a salir por la garganta.
--¡que guapo está¡
Simón pasa por su lado. Lo saluda. Jerónimo está hablando con el celular. Alza su cabeza y lo saluda. No hace ningún gesto ni de extrañeza ni de sorpresa pero está serio. Saluda a Simón brusco. Le responde pero acelera el paso para que Simón vea que no quiere hablar con él. Simón se ha dado cuenta que lo ha saludado por obligación y le da pena saber que el chico no quiere saber de él después de haberle comido la verga. Simón está muy excitado, el chico le gusta mucho y le gustaría que pasara algo más con él pero ya ve que no, que Jerónimo ya tuvo lo único que quería de él. Eso le da pena a Simón.
--bueno, el otro día yo la regué al no saludarlo pero ahora he arreglado las cosas un poco, le he demostrado que si no tenemos una amistad es porque él no quiere. Él ya sabe que yo estoy receptivo.
La timidez de Simón hace que le cueste relacionarse con los demás y más si se trata de un chico que le gusta. Ahora se queda más tranquilo.
--Ahora es él quien tiene que dar el siguiente paso… si no ni modo…








Al llegar a clase, les toca deporte. Él llega tarde porque se ha distraído pensando en Jerónimo. Justo en la puerta, junto a un auto, ve a un hombre. Es joven pero es mayor que él. Lo ve de espaldas pero ya lo que ve le gusta mucho. Es alto, fuerte. Lleva unos jeans claros pero la cazadora le tapa el culo y no se lo puede ver. Abraza a una chica por la espalda, la besa en el cuello.
--¡¿y este macho quien es? --piensa Simón.
Simón va al gimnasio.
--¿aún no ha llegado el profe? –pregunta.
Le comentan que está enfermo y que viene un sustituto. Y Simón piensa en el guapo que acaba de ver.
--¿te imaginas? –dice para sí.
Le parece algo impensable. Y ahí está él, el rubio de la entrada. Lo gusta verlo de pie, caminando hacia ellos. Tiene un buen paquete.
--Me llamo Jeans Faustham –dice con un acento inglés que fascina a Simón y a las chicas del grupo—y por unos días seré vuestro profesor.
Se oye suspiros de las chicas.
--¿no que está prohibido no llevar ropa de deporte? –pregunta uno que se siente celoso porque a todas las gusta el profesor.
--sí, ahora me cambio… vayan entrenando.
Jeans se da la vuelta y Simón puede verle el culo. No se le marca mucho pero tampoco se le ve muy aplastado. Al profesor se le caen unos apuntes, se pone en cuclillas para recogerlos y Simón está de él cachondo.
--¡que bueno está¡ --piensa para sí.
En esa posición es muy sexy su culo. El profesor siente la mirada de Simón, le sonríe y se encierra en el despacho. Simón se pone enfermo al pensar que ese guapo tan guapo estará desnudo tras esa puerta.





Esa tarde Simón va a la biblioteca con todas las hormonas revolucionadas pero por su profesor, no deja de pensar en él. No piensa en nadie más. Ramiro está en la biblioteca, pasa por el lado de Simón, por detrás y le da rabia ver que Simón no lo mira.
--¡este no me puedo olvidar¡ --dice Ramiro para sí –no encontrará en ningún lugar alguien más macho que yo¡
Ramiro se queda al lado de Simón hace que se le cae algo a los pies de Simón:
--oye, perdona… ¿Me lo das?
Simón se sorprende al ver a Ramiro. Es muy guapo y le parece simpático. Ramiro se hace el que no lo ha visto.
--¡hey Simón, no te había visto¡
Simón le pasa el lápiz que ha dejado caer. A Ramiro le gusta ver que Simón le mira la entrepierna.
--¡a esta no la olvida la muy marica, pero se quedará con las ganas¡ ¡¡hoy no la probará¡ --piensa-
A Simón le calienta ver a Ramiro, piensa en su vergón. Le encantaría volver a tener la trompa en su boca, en su culo. Se da cuenta que ya no le interesa tanto la amistad del chico, una relación con él que el no quedarse con ganas de volver a probar su verga. Ahora que ya lo ha calentado, Ramiro se hace el desinteresado. Lo que quiere es volver loco a Simón de deseo.
--bueno, Simón, ya nos veremos…
Simón se despide de él, queda hechizado por el culo del chico. Le excita mucho verlo caminar, es muy sexy el sobrante que le cuelga.
--dan ganas de engancharse de ahí y se se agarra algo mejor… --se dice caliente.
Llega a su casa ardiendo y pensando en Jerónimo, en Jeans, en Ramiro. En la ducha se masturba pensando en los tres.

Simón vuelve un día más a clase. Llega más contento que nunca. No tiene deporte pero confía en ver a Jeans. Le ve en la entrada. Culo en pompa apoyado en el auto. Y Simón tiene que pasar por al lado. Es un buen culo y a Simón le encantaría montarlo. Pasa por su lado, a centímetros de él.
--¡es que me está provocando¡ --dice para sí.
Le dan ganas de lanzarse de lleno. Pasa demasiado enganchado a él, quiere tocarlo por accidente. Está cachondo, le cuesta no golpearlo con toda la mano. Le da un golpe en el brazo en ese bella parte. Simón se pone a mil pero le da miedo que el profesor le diga algo.