miércoles, 13 de abril de 2011

Capitulo 18






Simón llega a su casa. Está en la ducha. El agua cayendo por su cuerpo desnudo lo relaja. Mira hacia arriba, le gusta sentir el agua cayendo directamente a su rostro. Luego pone un poco de jabón en su mano y se lo lleva al centro del pecho. Queda un buen rato frotándose. El jabón desliza por su vientre, sus genitales, sus piernas. Se siente como si no hubiera pasado nada y eso es algo que le desconcierta. Se ha acostado con un desconocido al que no piensa volver a ver. Creía que le afectaría más. Por primera vez tiene claro que no ha hecho el amor, simplemente ha chingado. No es algo que estuviera en sus planes, busca amor y no sexo. Por primera vez tiene claro que no ha hecho el amor sino sexo y ni siquiera bueno. Un simple polvo sin consecuencias. No es lo que quiere para él. Piensa en Thiago, en Ramiro. Ellos le hicieron sentir en el amor y en el sexo. Es lo que busca. Suspira.
--Thiago.
Le duele la manera en la que su guapísimo primo, que sólo pensaba en el sexo. Siente rabia, dolor. Celos.
--¡No, yo no soy una bestia como él¡
Simón no quiere convertirse en alguien que vive para el sexo como Thiago. Da un golpe en la pared. Pensar en Ramiro lo relaja. Agarra la toalla. Se va secando camino a su habitación. Se la pone en la cintura. Agarra su guitarra. Canta para quitarse la ansiedad. No quiere estar todo el día pendiente de si lo ve o no.
--¡¡él no va a hacer de mí lo que se le pegue la gana¡

Un par de días después, Ramiro está en bóxers. Se está vistiendo. Piensa en Simón. Le gusta la cara de desconcierto de él, como lo mira.
--Se debe estar volviendo loco.
Se pone los jeans. Sonríe. Le hace gracia pensar en cómo se debe estar sintiendo Simón cuando tras acostarse juntos lo trata como si fuera un desconocido. Se abrocha los pantalones. Sonríe pícaro.
--hoy si me va a probar, el pobre debe estar deseándolo. Después de tenerme no debe soportar más la abstinencia. Lleva ya días sin sexo y no debe poner más.
A Ramiro le hace sentir poderoso tener dominado a chicos como Simón y Juan, poder hacer con ellos los que se le da la gana y más cuando no piensa tener nada serio con ellos porque tiene pareja y no quiere hacer pública su homosexualidad.

Jay está divirtiéndose con un guapo rubio. Están los dos solos en un apartamento. Jay le toca el paquete cachondo.
--¡que grande la tienes¡ --Jay.
El rubio se arrodilla, le toca el culo a Jay mientras le va bajando los pantalones. Se la traga toda. Le chupa la verga a Jay con fuerza. Jay le aprieta la cabeza con fuerza y el rubiazo casi se ahoga. Se la aparta para que pueda respirar. Luego de nuevo Jay maneja la cabeza del rubio para que se la siga chupando. Jay se agarra los huevos, empuja la cabeza del rubio hacia su verga. El rubio en esta ocasión no se la traga toda pero sí es muy rápido.
--así, así… --jadea Jay.
Jay deja que se la saque de la boca para que chupe por los lados.
--¡que gorda¡ --jadea el otro.
Luego Jay pone al rubio culo en pompa. Jay le mete el dedo en el agujero del culo. Se lo lame y el rubio se retuerce de placer. Le azota, le abre bien el culo.
--¡¡sigue¡¡sigue- jadea el rubio.
Jay pone cara de sátiro mientras se cubre con el preservativo.
--si verás que bien.
Jay se clava en el rubio. Es violento. Le hace gritar de dolor y de placer. Mientras le golpea con la verga con una mano le retuerce los testículos y con la otra le da fuertes golpes en la espalda.




Esa misma tarde, Simón está en la biblioteca. Está concentrado en su trabajo. Ha logrado hacer su vida sin estar pendiente de si ve o no a Ramiro. Tiene ganas de hacer pis. Va al lavabo tranquilamente y ¡sorpresa¡ Ramiro está en el urinario haciendo pis. Eso es algo que toma de improviso al chico ya que ni siquiera había visto entrar a Ramiro. Simón se coloca en el urinario justo en el momento en el que Ramiro se la está sacudiendo y se la guarda. A Simón se le van los ojos. Le encanta verle la verga a Ramiro. Eso le pone muy cachondo. Ramiro siente su deseo y le gusta. Le sonríe.
--¿¡cómo va?
Ramiro va a lavarse las manos. Simón lo mira contento. Después de ver una verga como esa no se puede estar mal.
--tenemos que hablar –dice Simón nervioso.
Ramiro se muestra sonriente.
--si claro. Dime.
Ramiro habla como si no pasara nada. Simón balbucea, no sabe como sacar el tema.
--es que yo… es que tú y yo.
Ramiro se le gira y dice:
--¿¿qué querés hablar o acostarte conmigo?
Ramiro lo mira coqueto. Simón se queda helado. No esperaba esa pregunta tan directa. Se queda boquiabierto. Ramiro aprovecha el desconcierto de Simón para arrastrarlo al wáter. Se encierra con él. Simón se deja llevar y unos segundos Simón está arrodillado ante Ramiro mientras le come la verga. Es todo bastante rápido. Ramiro se la saca de la boca. Se pone el preservativo. No es eso lo que busca Simón pero Ramiro le gusta demasiado como para decir que no. Ambos se miran con cara de degenerados. Simon se baja rápidamente los pantalones y los bóxers. Ramiro lo pone culo en pompa, apoyado en la taza del wáter. Ramiro se clava en él. Ambos se retuercen de placer. Simón se muerde el labio. Está feliz de volver a estar así con Ramiro. Son unos minutos de placer que ambos comparten y que ambos disfrutan. Ramiro explota en el interior de Simón. Rápidamente tira el preservativo al suelo y como sólo se la ha sacado pues sale del baño tranquilamente. En cambio Simón está con los pantalones y los bóxers a los pies. Pero no quiere que se le escape. Sale mientras se va subiendo la ropa. Ramiro iba a desaparecer pero se enoja al ver a simón saliendo así del wáter.
--¿¿pero qué hacés? ¡¡¿estás tonto? –Ramiro.
Le da un empujón para volverlo a meter en el wáter.
--¡¿¿cómo sales así?¿y si alguien nos ve? –Ramiro.
Mira hacia el suelo donde aún está el preservativo con su semen.
--¿¿porqué no lo has tirado?¡ ¡¡estamos en una biblioteca, ¿¡es que quieren que nos vean?
Simón le agarra de la mano para que no se vaya.
--¡es que no quiero que vuelvas a desaparecer¡ ¡¡te he echado de menos¡
A Ramiro le moleste que Simón se le acerque de esa manera, después de acostarse con él ya no le interesa nada más pero tampoco quiere ser grosero con él.
--yo es que ahora no vengo mucho por aquí.
--por eso pero yo quiero verte.
Se hace un silencio. Ramiro tira el preservativo en el wáter. Simón sigue sin la ropa subida. Ramiro lo va mirando con cara de pensar que es un pesado.
--venga, hasta luego –dice soltándose.
Simón se queda tan desconcertado que no es capaz de hacer nada. No lo sigue. Se sube la ropa pero cuando vuelve a la sala, Ramiro ya no está. Simón resopla triste. Ahora que se estaba sacando a Ramiro de la cabeza Ramiro ha vuelto a su vida con fuerza y no sabe qué hacer. Está sofocado, muy ansioso. Está deseando volver a verlo.