sábado, 22 de octubre de 2011

Capitulo 45


Simón ha pasado semanas teniendo sexo a diario con Aguirre. Se siente más maduro, más hombre. Simón nunca había tenido tanto sexo. Se ha acostado más veces (y con diferencia) con Aguirre que con todos sus amantes juntos. Simón siente que ahora empieza una nueva etapa en su vida, que ya ha finalizado su aprendizaje en el sexo, que es un hombre de verdad capaz de ofrecer a cualquier hombre lo que desee. Confía que eso lo ayude a encontrar lo que busca y que al fin sea feliz. Simón llora al despedirse de Aguirre. Ha sido su amigo, su amante. El carnicero no le ha dado cariño pero sí compañía y Simón se ha sentido querido. Lo abraza con mucho afecto a Aguirre.
--gracias por todo, te voy a echar de menos.
Aguirre cree que es él quien le debería dar las gracias. Sabe que Simón encontrará cientos de hombres como él que le den todo el sexo que quiera pero en cambio a él le será imposible volver a encontrar a otro joven tan guapo que lo deje disfrutar de su cuerpo sin barreras como lo ha hecho Simón. Se aparta de Simón, se siente algo incómodo porque no está acostumbrado a las demostraciones de afecto.
--venga, pibe, que ya no eres un nene.
Simón se seca las lágrimas. Está muy triste y le gustaría mantener el contacto con el hombre pero no se atreve a decir nada. Sabe que Aguirre no quiere compromiso y Simón no quiere que el hombre se sienta comprometido. Simón se ha acostado con él durante todo ese tiempo porque le ha apetecido pero le quiere dejar claro al carnicero que no está obligado a nada.
--Yo volveré las próximas vacaciones, me gustaría volver a verte.
Aguirre sonríe con cara de degenerado y dice:
--vení a verme siempre que querás, yo te recibo con gusto.
Simón eso es lo que quería escuchar. Sonríe, tiene una sonrisa que derrite. Aguirre no entiende que hace un chico tan especial y guapo como ese le guste acostarse con él pero no piensa decir que no, piensa disfrutarlo siempre que él quiera. Simón está contento que Aguirre no lo eche de su vida, que no lo haga sentir un objeto sexual como le han hecho sentir todos. Simón le da un fuerte abrazo. LO besa y se va corriendo. Gracias a ese hombre se la ha pasado bárbaro. En pocos días se enfrentará a la universidad y lo hace con energías renovadas.

Simón toma el tren esa misma tarde. Ignacio está en ese mismo tren. Se ha asomado a la ventanilla al llegar a la estación de ese pueblo en el que conoció a Simón. Se estremece todo al recordar, tiene grabadas en su piel las sensaciones que sintió mientras se acostaba con él. Está enojado con su padre porque no le ha dejado ir ni que fuera un par de días.
--es un pueblo muy chiquito, seguro que lo hubiera encontrado –dice para sí.
Vibra al pensar en Simón:
--Mi último polvo –piensa con deseo y a la vez frustración porque tiene ganas de volver a acostarse con alguien y en especial si es tan guapo y tan dulce como Simón. Los sentimientos de Ignacio hacia Simón están más vivos que nunca al encontrarse el tren en el pueblo de éste.
--¿y estará acá?
Ignacio suspira. Le hubiera encantado ver a Simón ni que fuera un momento, hablar con él, contarle les cosas como pasaron para que se dé cuenta que le importa, que quería algo con él.
--¿¡qué debe pensar de mí? ¿Se debe acordar de mí? –va pensando.
Ignacio está seguro que si Simón lo viera no lo reconocería.
--Con la de guapos que se lo habrán tirado, ¡cómo para acordarse de mí¡
Es algo que comprende pero que le da pena. Su padre le comenta algo. Ignacio se gira y es por eso que no ve como Simón sube a ese mismo tren, al vagón de al lado. Lleva meses suspirando por ese chico, acariciando los recuerdos del día en el que se acostaron juntos en ese mismo pueblo. Ignacio lo recuerda con mucha intensidad. No imagina que ese guapo está muy cerca suyo. Ignacio y Simón viajan en el mismo tren y no lo saben.

Al cabo de un buen rato, a Simón le vienen ganas de hacer pis. Está medio dormido y no tenía ganas de levantarse. Ha apurado demasiado. Confía en que no haya nadie.
--¡Mierda¡ --dice al ver que está ocupado.
Espera un buen rato pero ya no puede más. Se hace encima. Se agarra el paquete con las manos. Va al siguiente vagón. Entra con alivio al ver la puerta abierta.
--ups, perdón. No te vi –dice.
Ignacio está haciendo pis en el wáter. Simón se fija en la verga del chico. Es muy gorda y eso le gusta. Siente un calor que se apodera de él.
--buena verga –piensa mirando esa verga.
La mano de Ignacio no se la permite ver entera así que Simón deduce que es más larga de lo que ve y eso le pone cachondo.
El chico no le parece atractivo. Es un chico normal algo gordito pero le ha encantado su verga.
--vaya –va pensando—a veces detrás de un cuerpo feo se esconde una linda sorpresa.
La visión apenas dura unos segundos que Simón aprovecha para disfrutar de esa verga que no se le hace familiar para nada. Ignacio se gira, sufre un fuerte impacto. Se queda boquiabierto. No puede creer que Simón esté justo detrás de él. Lo mira con la verga entre las manos, se le escape el tiro que salpica el piso. Simón se muestra amable.
--perdoname, es que como estaba abierta no creí que hubiera alguien. Es que no puedo más.
Entre que Simón está sofocado porque no puede más y que sólo le mira a la verga, Simón no ha reconocido a Ignacio. No es un chico que le haya marcado, es uno más que lo han disfrutado y después lo han decepcionado. Ignacio se muestra muy nervioso. No puede creer esa coincidencia. Simón va a abandonar el lugar y a Ignacio al fin le salen las palabras. Está muy nervioso y le cuesta hablar. A Simón le hace gracia, sonríe. Y Esa sonrisa derrite a Ignacio.
--cerrá la puerta y vení, yo no puedo parar pero hay sitio para los dos. Hay confianza.
--Si no te molesta te lo agradezco, me hago –dice Simón con una sonrisa.
Cierra la puerta de una patada y echa el cerrojo. Simón está excitado porque le gusta mucho la verga de Ignacio. Se da cuenta que se le va endureciendo. Es algo que le sorprende pero le gusta.
----vaya, veo que te gusta lo que ves –dice al sacársela—y eso que aún no me la has visto.
Simón, gracias a Aguirre, se siente seguro de sí mismo. Además él también está cachondo. Simón se muestra coqueto, divertido. A Simón le excita ver a Ignacio tan caliente. A Simón le excita hacer pis al lado de Ignacio, se siente seguro a su lado.
--¡pero sí ya te la conozco¡ --dice Ignacio entre sorprendido y decepcionado.
A Ignacio le da pena que Simón no lo recuerde. Simón está muy relajado descargando y no le hace caso. Ignacio acaba de hacer pis. Le ha costado acabar y le gusta guardársela porque la tiene muy dura. Simón se lo chingaría en ese mismo momento pero el chico no le gusta físicamente y no quiere volver a cometer los errores del pasado. No quiere acostarse con un desconocido que luego le vaya a fallar.
--No me puedo creer que seas tú, tenía tantas ganas de volver a verte –Ignacio fascinado.
Simón le sonríe, habla simpático.
--si, ya vi que te alegras de verme pero creo que te confundes. No nos vimos antes.
--¿no me recuerdas? –pregunta decepcionado.
Simón mea fuerte, mira a Ignacio sorprendido.
--Me llamo Ignacio, mis amigos me dicen Nacho. Nos conocimos en tu pueblo, en…
En el momento que Ignacio menciona el nombre del pueblo, a Simón le viene flashes de cómo se conocieron, de cómo se acostaron juntos y de cómo Ignacio desapareció después. Simón lo mira con muy mala cara.
--¡Eres un cabrón¡ ¡¡por suerte ya te había olvidado¡ ¡que mierda que nos vimos¡
--Veo que ahora sí me recuerdas –dice Ignacio triste por el rechazo de ese chico que tanto le gusta.
Simón se sacude la verga y se la guarda. No se acordaba del chico pero sí de la frustración que sintió porque el chico se le ha había mostrado como un amigo y al final resultó ser igual que todos. Simón se abrocha los jeans.. Se alegra que el chico se le haya presentado antes de acostarse con él (algo que le apetecía) y que le hiciera lo mismo. Simón va hacia la puerta furioso. Ignacio, que lleva meses suspirando por él, no quiere que se vaya.