miércoles, 25 de mayo de 2011

Capitulo 24












Simón está muy nervioso ante la presencia de Juan. Le gusta mucho el chico. Es guapísimo. Su cabello largo ondulado le da un atractivo especial, además su sonrisa es pícara, es seductora. Pero es el amigo de Ramiro. Simón siempre se ha puesto algo “celoso” al verlos juntos. Ha sentido envidia de la amistad entre Juan y Ramiro. No porque piense que sean amantes, simplemente porque aunque Ramiro está muy bueno lo que más quiere y necesita es un amigo. Simón no puede negar que sus hormonas están revueltas, que tiene una necesidad sexual pero también de cariño y esta última ningún hombre la está llenando.
--¿tomamos algo en la cafetería del tren? –Juan.
Simón va haciendo que sí con la cabeza. Simón es muy guapo pero a Juan no le gusta que sea tan tímido.
--¿este chico es tonto o qué? –piensa.
Y aunque Juan se muestra sonriente, se muestra con buena onda, no le gusta Simón más que para un simple revolcón.
--El chico está muy bueno pero no se puede hablar con él… parece retrasado mental. Lo disfruto y que se olvide de mi –dice para sí.
Simón es tímido y nervioso, se le traban las palabras al hablar. Eso incomoda mucho a Juan, Simón le interesa para divertirse una vez pero para perderlo de vista. Además para él es un trofeo. Juan se ha dado cuenta de cómo Simón mira a Ramiro. Sabe que su amante cambió con él de repente y está seguro que Simón quiere que Ramiro. Acostarse con él es la mejor manera de alejarlos. Simón está algo nervioso. Va detrás de Juan, le gusta mucho el trasero de Juan. Es pequeñito pero bien marcado.
--¡que culito¡ --piensa Simón para sí.

Simón tiene tentaciones de agarrarse de ahí pero nunca se atrevería. Además no es acostarse con él lo que está buscando. Eso sí olvidar que es amigo de Ramiro. Se ha acostado con Ramiro, ha gozado con él pero la relación (o más bien la no relación) le pone demasiado nervioso como ahora complicarse con el amigo pero ya es demasiado tarde. Simón está demasiado cachondo y a Juan no le costaría nada tenerlo en la cama pero además es que Simón está demasiado necesitado de un amigo. Juan se detiene de pronto, Simón se choca con él. Le toca el culo pero ha sido involuntario. Igual eso tiene a Simón muy caliente. Y Juan lo ha notado.
--¡epa, veo que estás contento de estar conmigo¡ --dice Juan divertido porque ha notado algo muy duro clavándose en su trasero.
Simón se saca la camisa por fuera, se pone las manos delante tímido. Juan se ha girado. Acaricia la barbilla de Simón. Lo mira con cara de travieso.
--tranquilo… yo también quiero lo mismo que tú.
--No, es que yo… Yo no…
Simón balbucea muchas palabras pero Juan no entiende ninguna ni tampoco le interesa. Juan agarra de la mano de Simón que está ardiendo y el sentir el tacto de Juan lo excita aún más.
--¿no te apetece hacer una locura conmigo?
Simón se pone nervioso pero se contagia de la cara de sátiro de él. Se cuelan en camarote que está vacío.
--¡oye que aquí debe estar alguien¡
Juan señala a su alrededor.
--¿tú ves maletas?
--Y si nos ven.,..?
El hecho que puedan sorprenderlos teniendo sexo es algo que da morbo a Juan, que lo pone más cachondo.
--No seas aburrido… hay que sacarle jugo a la vida…
Juan lo besa. Los dos arden. A Simon le gustan mucho los besos de Juan pero cuando éste lo quiere desnudar, Simón lo retiene.
--no vas muy rápido…?
Juan le desabrocha el pantalón agarrando la gorda verga de Simón.
--¡pero si tienes más ganas que yo¡
Juan ignora el no de Simón y le va bajando los pantalones aunque con dificultad porque el pene de Simón está muy grande y levantando y eso dificulta que le pueda sacar el pantalón ya que se engancha en la verga. Simón está apunto de reventar.
--¿y después?
Juan se le ríe.
--que eres un macho o una mina…
--¡chupamela…¡ --dice Simón sin pensar.
--así me gusta… --Juan satisfecho.
Juan se arrodilla ante Simón que disfruta mucho viendo como el amigo de Ramiro le está comiendo la verga. Simón está algo ansioso y enseguida se viene. Juan se aparta y toda la leche de Simón cae en el suelo del camarote.
--mira como pusimos esto… --jadea Simón.
--fue tu culpa… si no te vinieras tan rápido, ¿¿es que tienes eyaculación precoz o qué? –dice burlándose.
Ese comentario molesta a Simón.
--¡claro que no… lo que pasa es que estoy nervioso¡
Simón tiene los pantalones y los bóxers a los pies. Juan se desabrocha los jeans y se saca la verga. Dura pero ni tan grande ni tan gorda como la de Simón. Mientras se va poniendo el condón le dice:
--¡te vas a enterar de lo que es un macho de verdad¡ ¡¡no es el tamaño lo que importa¡
A Simón no le gusta la manera en la que lo está tratando Juan, parece que quiera humillarlo pero Juan está guapo y Simón tiene ganas de estar con él. Juan es algo brusco, lo tira en uno de las literas, con los pies en el suelo. Moja ligeramente el agujero del chico con saliva y lo penetra. Es duro, le da fuerte pero a Simón le gusta. Juan explota y tira el preservativo usado en el suelo. Junto a la leche de Simón. Simón queda en la litera, se retuerce de placer.
--¿no querías solo esto, verdad? Seremos amigos ¿no?
Juan no tiene ganas de tener nada que ver con Simón. Están parados. Juan mira la estación. Se abrocha los pantalones. Se le ve apurado.
--¿nos vamos ya?
Simón está cansado del placer. Le gustaría quedarse un rato más ahí.
--No, quedate. Yo voy a la cafetería a buscar algo para los dos. Tú esperame aquí.
Juan está ya en la puerta. Simón se levanta. Lo acaricia por la espalda.
--¡Júrame que no te vas a ir…¡
--Claro que no me voy… Estamos en un tren ¿¿dónde quieres que vaya? no seas pesado.
Simón lo deja ir tranquilo. No tarda en abrirse la puerta del camarote. Simón está seguro que es Juan pero no. Son unas señoras mayores. Ven a Simón semidesnudo y lo que hay en el suelo. Gritan.
--¡pervertido¡
Le dan golpes con los bolsos.
--¡un pervertido¡
Simón corre avergonzado. Logra despistar a las señoras. Está que se muere de la pena, quisiera que la tierra lo tragara. Espera que las señoras no lo acusen. Está deseando abrazar a Juan pero esté no está. Juan se ha bajado del tren, ha desaparecido.